¿Existen ciencias aisladas? ¿Está la teología aislada?

Pero actualmente existen diversidad de teologías. Estas se ocupan del hecho religioso, no sólo desde el criterio de racionalidad como lo haría la filosofía de la religión; ni como el estudio elemental de las manifestaciones religiosas a lo largo del tiempo, correspondiente a la historia de las religiones; tampoco como análisis de las estructuras religiosas, propio de la fenomenología de la religión; ni a partir de un abordaje colateral, tal como lo hace la sociología, la antropología o la psicología de la religión; ni como una teología “neutral” que busca la igualdad de las religiones sin argumentos, sin intencionalidades y sin contextos; sino que todas estas teologías se ocupan de Dios desde un punto de vista racional, como verdadera ciencia. Aunque, ciertamente, la teología aprende y se vale de estas otras ciencias en un ejercicio permanente de apertura y diálogo.
Tal vez sea esta una de las razones, la abertura hacia todo lo científico, lo que hace de la teología una disciplina cada vez más plural. E incluso, se habla de la teología de las religiones, entendida como el estudio que conlleva al encuentro de las diversas experiencias religiosas e intenta dar una solución orgánica a los problemas que dichos encuentros o desencuentros plantean, desde la fe, el culto, la moral o la doctrina propia.
Hoy no se puede mantener aislada una ciencia sin el concurso de las demás. Hay ciencias que se ocupan del hombre bajo diferentes perspectivas, pero los avances de una de ellas influyen necesariamente en las otras, condición imprescindible para hacer una verdadera ciencia.
En este sentido José Antonio Mateo, convencido de la necesidad de que todas las ciencias deben tener en cuenta las conclusiones y los avances de las demás, expone:

“Es importante comenzar diciendo que la relación entre los distintos saberes es algo evidente, ya que no podemos afirmar de manera categórica que existan estudios puros (históricos, filosóficos, etcétera). Muchas veces, si se quiere alcanzar “rigor” y “objetividad”, se necesita de las conclusiones de otras disciplinas, aquellas que permitan y contribuyan al esclarecimiento de los problemas que nos merecen atención, problemas relacionados con el hombre. Esta forma de ver la relación entre los saberes, hace notar una interdisciplinariedad entre ellos y, no excluye, en este caso, a la historia y a la filosofía”.




De lo anteriormente presentado se deduce la necesidad de aplicar las ciencias y la filosofía a la teología y, como consecuencia, dotar a los teólogos de conocimientos científicos, y filosóficos, ya que en ambientes académicos existe un gran interés por el diálogo entre las ciencias y las religiones, no exento de resistencias y prejuicios.
Lucio Florio expone como argumento de este diálogo el empleo en ambas de la racionalidad y la reflexión, aplicadas, bien a la experiencia sobre el mundo, bien sobre la experiencia religiosa. Convencido de esta idea dirige la revista Quarentibus, cuyo objetivo fundamental es animar el debate fundamentado entre las ciencias naturales, y las ciencias humanas en conexión con éstas y con la teología. El marco epistemológico es el de la interdisciplinaridad.

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