Actitudes religiosas en los siglos XVII y XVIII


Las cookies de este sitio se usan para personalizar el contenido y los anuncios, para ofrecer funciones de medios sociales y para analizar el tráfico. Además, compartimos información sobre el uso que haga del sitio web con nuestros partners de medios sociales, de publicidad y de análisis web.


En este sentido es interesante la tesis de la doctora María Lara, cuyo hilo conductor son las críticas a la confesionalidad, que fueron surgiendo en diferentes ámbitos de la geografía europea durante los siglos XVII y XVIII. Distingue tres actitudes religiosas en estos siglos, precursores de las corrientes desarrolladas en las siguientes décadas como son, en primer lugar, los partidarios de una religión universal, que exaltaban la naturaleza como punto de referencia y sostenían ideas deístas, en segundo lugar, los escépticos, en el siglo XIX convertidos en agnósticos, afirmando que del ámbito religioso nada podía ser conocido y, por último, los ateos, materialistas en la época moderna, que rechazaban toda trascendencia y la existencia de un Ser superior. Junto a estas tres posturas estaban los que se encuadran dentro de una religión tradicional. Estos postulados, los deístas, los escépticos y los ateos establecen las raíces de la secularización.
Ante la actual pregunta de sí la crisis religiosa hay que achacarla más a la secularización o al secularismo, la respuesta es a la secularización porque en ella no hay contrarios con los que luchar como sucede en el secularismo.
Alfonso Pérez-Agote y José Santiago sostienen:



“…entre secularización y laicización se dan fuertes relaciones teóricas y empíricas: El peso de la conciencia religiosa es más fuerte en la noción de secularización, mientras que el de la institución eclesiástica lo es en la de laicización”.

Una vez aclarado estos conceptos es importante en la reflexión teológica buscar las causas iniciales de la actual crisis de la religión. Si se quiere buscar estas causas originarias, es neceario aclarar que la política casi no incide y es un error considerar al laicismo agresivo como la causa de los males que aquejan al catolicismo. Es ésta una de las causas, pero hay muchas más. Es cierto que en el laicismo intransigente se quiere eliminar la religión, no sólo de la vida pública, sino incluso del ámbito de lo privado y también pretende la desaparición de la religión de la sociedad.
Ese ateismo, ese estar sin Dios, es sumamente complejo y designa realidades diversas (GS19). Existe el ateismo teórico, el práctico y el teórico-practico o laicismo, basado en un juicio especulativo práctico sobre el deber de excluir a Dios de la actividad humana. Las tres clases de ateísmo quieren eliminar la idea de trascendencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

diferencia entre Sinodo y Concilio

Diferencias y semejanzas entre el Bautismo de Juan Bautista y Jesús