Concepciones filosóficas del hombre

.- Concepciones filosóficas
El hombre busca una visión de totalidad que la ciencia y la técnica no le ofrece. Tradicionalmente esta función estaba asumida por la Religión y hoy, en plena secularización y relativismo, está siendo asumida por concepciones filosóficas diferentes que intentan dar respuesta a los interrogantes del hombre sobre su propia existencia y que a la vez influyen en la elección de valores. El hombre actual busca insistentemente respuestas a sus inquietudes, y rechazando la Religión como visión unitaria acude a sectas destructivas y no destructivas, seudoreligiones, filosofías orientales, etc. Hoy hay muchas maneras de dejarse dominar por elementos exteriores a los que se les atribuye consecuencias beneficiosas para el hombre como son: los amuletos, lecturas de cartas, adivinaciones, horóscopos, quitadores del mal de ojo, . La superstición está presente en esos elementos y el porcentaje de personas que acude a ellos es cada vez mayor en esta sociedad del s XXI. Y no sólo en personas de bajo nivel cultural.



Todas las corrientes filosoficas han intentado captar que es el hombre. Así, si se retrocede a los grandes pensadores griegos, se observa la búsqueda de la esencia del hombres y así para Platón el ser humano es un alma racional encadenada a un cuerpo material y sensible, que busca salir de él para retornar a un estado original de perfección a través de una continua lucha por el logro de mayores y más perfectos conocimientos y evitando caer en los apetitos de su ser sensible y material Otro clásico es Aristóteles que consideraba al hombre como un "animal racional", el ser humano es un compuesto natural, en donde la relación entre el alma y el cuerpo está representada por un lazo fuertísimo e indisoluble de necesidad mutua, ya que es la coordinadora principal del cuerpo;
El Renacimiento no más que un Humanismo es decir, es una nueva comprensión del hombre. Renace el entusiasmo por las humanidades clásicas, griega y romana, y ello comporta la exaltación del hombre en cuanto a hombre. 
Se acentúa un antropocentrismo.
Siguiendo la línea de grandes filósofos se puede citar a Descartes que afirma: “De ahí deduje que yo era una sustancia, cuya esencia o naturaleza toda no consiste más que en pensar, y que para existir no tiene necesidad de lugar alguno, ni depende de ninguna cosa material, de suerte que esta cosa material, de suerte que este YO, es decir, el alma, por la que soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo, y que ella es aún más fácil de conocer que el cuerpo, y que aunque éste no existiera, ella no dejaría de ser todo lo que es”; o bien Pascal enaltece la condición del hombre y escribe “¿Qué quimera es, pues, el hombre?. ¡Qué novedad, qué monstruo, qué caos, qué sujeto de contradicción, qué prodigio! ¡Juez de todas las cosas, imbécil gusano, depositario de la verdad, cloaca de incertidumbre y de error, gloria y excelencia del universo...! Reconoced, pues, soberbios, qué paradoja sois para vosotros mismos. Humillaos, razón impotente; naturaleza imbécil: sabed que el hombre supera infinitamente al hombre...”
Si se sigue avanzando en la Historia, y sin ánimo de ser exhaustivo, se puede mencionar a Rousseau que reconoce la bondad del hombre:: “El hombre es bueno por naturaleza, la sociedad lo corrompe”.

Se agudiza un proceso de autonomía del hombre y de sus realizaciones que, andando los años, desembocará en la secularización de la razón, de la ciencia, de la sociedad y de la política en la Ilustración y el racionalismo y culmina en el s XIX con el desalojo de Dios y la deificación del hombre.

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