Concepto de secularización


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Uno de los términos más controvertidos y más pronunciados en la actualidad es este término. Y se dice controvertido por la dificultad de definirlo, ya que depende del contexto donde se sitúe.
Siguiendo las indicaciones del Concilio Vaticano II, la Teología debe comprometerse en diagnosticar los principales problemas que padece la fe en su ambiente y proponer análisis y soluciones, dentro de un diálogo interdisciplinar ya que el principal problema que afronta la fe es la secularización o crisis de las creencias religiosas en las sociedades avanzadas. La palabra secularización es hoy un palabra muy usada, pero se corre el peligro, si no se utiliza bien, de caer también en una especie de dogmatismo.
Sociólogos e historiadores han empezado a criticar el contenido de esta expresión pues en ella se mezcla lo sociológico y lo teológico. Esta mezcla influye en la religión, siempre afectada por las mutaciones de la sociedad experimentadas en la historia. Y también por la ciencia y la tecnología, que no mira tanto al pasado sino que lanza al hombre al futuro.
Siguiendo las ideas del profesor Luis Oviedo se puede afirmar que la Teología se ha equivocado al ignorar el alcance de la secularización, a causa de la ingenuidad con la que se observó el proceso. Parte del problema es que la Teología del siglo XX no fue capaz de calcular las consecuencias de esta crisis, por lo que la tarea primordial de la Teología de hoy, es dar razón de sí misma y de la fe, a pesar de un ambiente que la desmiente y de una crisis religiosa cada vez más acuciante.
Pero esta tarea debe evitar dos confusiones, la primera, la que propone una versión secular del cristianismo englobando toda la fe cristiana en el humanismo, en el que el término "divino" no es sino un modo de designar cualidades inmanentes del hombre, porque vaciaría al mensaje de Cristo de todo su alcance teocéntrico y llevaría a un contradictorio «ateísmo cristiano» y la segunda, negar toda posibilidad de filosofía humana, de solución humana a los problemas de este mundo, fuera de la fe de la Iglesia y de la aplicación de los principios cristianos, tan perniciosa como lo anterior.
Para afrontar el tema de la secularización y el secularismo actual, con un rigor científico es necesario conocer las causas y las consecuencias de esta crisis.
Originariamente el término “secularización” fue introducido por el francés Longueville en las negociaciones que condujeron a la Paz de Westfalia en 1648. Aparece como un concepto de connotaciones negativas. Durante las negociaciones de paz en el marco del Tratado de Westfalia, se pensó en la manera de resarcir al príncipe elector de Brandenburgo por la pérdida de sus territorios en Suecia y una solución era ofrecerle otras tierras, que hasta entonces estaban bajo la supervisión eclesiástica. En este contexto se utilizó el eufemismo “secularización” para designar esta expropiación de los bienes eclesiásticos. Se liquidó el poder eclesiástico en el terreno material quitándole sus fundaciones y posesiones. Más adelante este término se utilizó frecuentemente para indicar la confiscación de bienes conventuales y eclesiásticos por parte del Estado.
Pero el uso del término “secularización” en el derecho canónico es más antiguo, porque se utilizaba para indicar el tránsito de una orden regular a una orden secular, o sea, cuando uno pasa de religioso a sacerdote diocesano e incluso se utilizaba en la dispensa de los votos religiosos.
Francisco Donoso-Maluf al aclarar el concepto de secularización afirma:

“Sin embargo, además de vinculársele al ideario de la Ilustración, el concepto de secularización -o, más bien, su expresión militante bajo el rótulo de "secularismo"- llegará a ostentar diversas acepciones en distintos contextos nacionales e históricos: en la Inglaterra del siglo XIX, el término "secularismo" aparecerá relacionado a los programas de educación secular; en los Estados Unidos del siglo XX, "secularismo" hace referencia a lo "irreligioso", al "ateísmo práctico" y a la "organización de la vida como si Dios no existiese". Solo a principios del siglo XX, "secularización" emerge como una categoría científica o filosófico-cultural, y como tal es rastreable hasta Weber, Tonnies y Troeltsch.

En el concepto histórico se refiere a los procesos por los que los estados modernos adquieren autonomía, se separan de la tutela eclesial con la posterior expropiación de bienes eclesiásticos y las llamadas guerras culturales; en el concepto filosófico o ideológico se aplica en sentido de proceso de modernización, como emancipación de todo poder externo o como simple apropiación de conceptos teológicos, que son adaptados para un uso secular; en el contexto sociológico se plantea la cuestión sobre el sentido de las sociedades modernas de forma autónoma, así como la función de la religión en ese nuevo contexto y, por último, el contexto teológico traduce el intento de adecuar las propuestas cristianas al ambiente secular.
Salió de la esfera político-jurídica para entrar en la esfera político-cultural y filosófica. La secularización iniciada como proceso de la separación y alejamiento de la religión cristiana en Europa, desarrolla en esta sociedad europea la afirmación de su autonomía en relación con la Iglesia y los preceptos religiosos y morales propuestos por la religión. La teoría clásica del proceso de secularización, originada en Europa a finales del siglo XVIII, conducía a la aseveración de la evolución de lo sagrado a lo secular, ya que cuando más moderna fuera la sociedad menos religiosa sería. La realidad que se percibe es un proceso que avanza entre lo sagrado y lo secular en constante tensión dinámica.
Cuando se habla de secularización de la cultura, de la política o de la sociedad, significa, en primer lugar, ese proceso histórico de separación de estos ámbitos de la religión y en segundo lugar, se hace alusión al resultado de esa separación.
De esta manera, hoy se entiende como el resultado de un largo proceso histórico de secularización de todos los ámbitos de la vida humana, por consiguiente, se producía la separación de la religión de la cultura, de los ordenamientos políticos y sociales, de los modos de pensar y vivir, así como de las ideas y las costumbres. La secularización abarca todos los ámbitos de la sociedad, por tanto, secularización como crisis religiosa, es un concepto creado por la propia institución religiosa, porque todas las instituciones sociales tiene un carácter autolegitimador como han puesto de relieve Berger y Luckmann.



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