El hombre como ser cultural

En la historia de la salvación colectiva, la Iglesia está en continuidad con Israel, y la iglesia triunfante es la cima de la iglesia militante.

Hay cambios en el modo como al misma imagen se verifica en lo temporal, en la historia.
Boff, escribe: “ Nuestra concepción de la historia del mundo es histórica, no natural. Con otras palabras: la vida humana está sujeta a cambios y transformaciones que no provienen de la acción mecánica de la naturaleza, sino de la intervención del hombre. Este modifica las leyes de la misma naturaleza, domina al mundo, prevé y planifica. El futuro del hombre no puede deducirse de su esencia metafísica abstracta, sino que constituye una posibilidad abierta siempre. Al hombre mismo no s define ya en términos de ser y de realidad, sino en términos de posibilidad de todavía no hecho ni experimentado, pero posible. De ahí que no podemos partir de la condición criatural del ser humano.



No se niega, evidentemente, que sea criatura de Dios, y dependa siempre de él. Pero en el plano de la historia no hay una oposición entre el Creador y la criatura porque el propio hombre es creador y fue hecho creador. ¿Cómo distinguir entre lo que incumbe a la naturaleza y lo que incumbe a la gracia o al esfuerzo del hombre ayudado por la gracia? La gracia deberá interpretarse como actualización de lo todavía no experimentado, pero siempre posible para el hombre, tomando a éste no como naturaleza acabada en si misma, sino como apertura total, cuya última referencia es siempre el Absoluto que se da gratuitamente. Además la antropología enseña que el hombre es un ser no natural, sino cultural. Interpreta constantemente el mundo y lo transforma. La gracia penetra al hombre entero, hasta tal punto que siempre va íntimamente unida a la acción humana.”

El que sea imagen de Dios exige que colabore con su creador y por este motivo es necesaria la actividad humana para construir el mundo.

Esto implica que el esfuerzo por ser siempre auténticamente imagen de Dios en las diversas fases de la existencia y de la historia, le impone al cristiano y a la iglesia la necesidad de vigilar y de escudriñar los signos de los tiempos. En este sentido la Escritura no habla de una imagen estática , describiendo lo que es el hombre, sino más bien de una manera dinámica, refiriendo su devenir y su desarrollo .
“La santificación hoy” en MONLTMANN, J., El Espíritu de la vida. Sígueme, Salamanca 1998.Pp. 190-193 La santificación hoy consiste en redescubrir la santidad de la vida y el misterio de la creación y defenderlo contra la violencia del hombre- La vida viene de Dios y pertenece a el, es necesario santificarla, porque la tierra es creación de Dios hay que tratarla con respeto. De aquí surge la ética de la vida porque hay que defender lo que Dios ha creado y luchar al máximo contra la violencia.
La santificación es una acción de Dios, y por lo tanto es santo Por eso la santificación es una acción de Dios en nosotros. Esta santificación indica una relación y una pertenencia , no un estado en sí De la santificación como don se desprende la santificación como tarea.. Lo que el hombre hace es santificar lo que Dios ya ha santificado. .En respuesta a la palabra vivificante de Dios, los creyentes son sujetos de su propio modo de vivir. La meta final de la santificación es restablecer la imagen de Dios presente en el hombre. La vida está confiada a la guía y al impulso de Espíritu. El Espíritu es fuerza vital y espacio vital . El Espíritu de Cristo es nuestra fuerza vital inmanente y el Espíritu de Dios es nuestro ámbito vital trascendente

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