¿El hombre debe cuidar el "mundo"?

La actitud de los cristianos frente al mundo ha cambiado, ya que este mundo ha sido redimido por Cristo, fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado por el pecado pero liberado por Cristo a fin de que llegue a su consumación.
El mundo es un don de Dios, y este don lo ha entregado al hombre. El hombre aparece en el relato como coronamiento de todo lo creado y Dios expresa su aprobación diciendo al contemplarlo que era “muy bueno”. El cristiano tiene como tarea configurarlo al servicio de la existencia humana, la de crear las condiciones para que sea un lugar habitable para todos y cada uno de nosotros. Tendrá que humanizarlo y hacerlo de tal modo que exprese justicia, bondad, unidad fraterna del género humano, es decir, tener en cuenta a los demás.
El hombre es creado creador. Pero al hacerlo creador, el hombre se sitúa frente al mundo como Señor porque es el representante de Dios, al ser su imagen, del Señorío del Creador. Esto le convierte como participante en el gobierno divino de la creación, por lo que es necesario que sepa mostrar ese dominio no como abuso sino como forma de servicio, es decir, de administrarlo con la ciencia, con la tecnología, con el arte, con todos las facultades que Dios le ha dado. Puede transformar esa creación con responsabilidad, con reflexión moral, para conservar la integridad y la dignidad de las personas creadas a imagen y semejanza de Dios. ¿Qué está pasando en la actualidad?, ¿cuida o destruye la naturaleza?, ¿en la actualidad, el hombre está humanizando al mundo?, ¿este mundo es el mundo que camina hacia Dios?
La mentalidad de explotación del planeta va unida a la actitud de conquista que anima a un abuso sin escrúpulos de los recursos de este mundo para la supuesta utilidad y progreso del hombre. La explotación de la naturaleza ocasiona la desaparición de especies y razas hipotecando a generaciones futuras Además, produce una contaminación ambiental que el hombre ya casi no puede controlar. ¿Cómo responder a esta actualidad abrumadora? Esta mentalidad desaparece cuando se da un mensaje de la espiritualidad cósmica de la dignidad y del valor específico de toda criatura. El hombre es la corona de la creación, no sólo por haber sido creado al final de todo el proceso, sino que ha sido puesto por encima de seres que tiene que dominar, los animales y los vegetales. El hombre al ser imagen de Dios refleja sobre el mundo el poder creador y la inteligencia gobernadora de Dios. Y los creo “macho y hembra” siendo los dos imagen de Dios. Por ser imagen de Dios el hombre manifiesta tres características:
1º su dignidad
2º su fecundidad bendecida por Dios
3º capacidad de dominio sobre la tierra.
Le da al hombre la posibilidad de ocupar su lugar en el mundo, dominando el cosmos visible, pero sometido a Dios. Al explicar la creación el relato bíblico explica a través de imágenes y de símbolos una antropología teológica que es base de la relación entre el hombre y Dios.
“No es bueno que el hombre esté solo” expresa la condición social del hombre, necesita relacionarse; la figura de la creación de Eva expresa la unidad del genero humano y la común dignidad del varón y la mujer y la defensa del matrimonio monogámico porque forman una sola carne; la imagen de Dios modelando el barro e infundiendo su aliento expresa que le hombre ha sido modelado de dos elementos: uno divino y otro terrestre.
Debe crecer a una autentica unidad, unidad con Dios y con los hombres. Esta creciente comunión, junto a la habitabilidad de mundo, pertenece al ámbito de la salvación, de la que la Iglesia y Cristo es el sacramento. La constitución GS afirma en varios lugares:
“la esperanza escatológica no merma la importancia de las tareas temporales, sino que más bien proporciona nuevos motivos para su cumplimiento”.

En el NT la superioridad del hombre está en relación con el tema de la imagen . La imagen de Dios en el hombre significa aquella semejanza con Dios que Cristo restaura en el hombre unido a él por la fe y el bautismo; esta imagen aumenta por medio de la vida vivida en unión con Cristo y llega a su plenitud definitiva con la salvación escatológica.
La imagen se fija en la creación por Dios con capacidad para conocer y amar a su creador y esta capacidad se inserta en la historia de la salvación, porque se dice que quedó disminuida por el pecado y restituida por Cristo como capacidad para cumplir con la nueva ley del amor .



La perfección de la imagen resplandece en Cristo y se encuentra de algún modo en cada uno de los hombres. Si en Cristo, Dios se ha hecho verdaderamente hombre , lo ha hecho, desde luego, respetando la naturaleza humana. No hay que temer, por tanto, someter los datos de la fe cristiana, al examen de las ciencias antropológicas, como la filosofía, la sociología o la psicología.
El que sea imagen de Dios exige que colabore con su creador y por este motivo es necesaria la actividad humana para construir el mundo. Esto implica que el esfuerzo por ser siempre auténticamente imagen de Dios en las diversas fases de la existencia y de la historia, les impone al cristiano y a la iglesia la necesidad de vigilar y de escudriñar los signos de los tiempos. En este sentido la Escritura no habla de una imagen estática, describiendo lo que es el hombre, sino más bien de una manera dinámica, refiriendo su devenir y su desarrollo.

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