El hombre libre enfrentado contra Dios

El hombre libre enfrentado contra Dios

Si el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, si el mismo Dios lo ha situado en el vértice de la creación, tendente a la perfección ¿cómo es posible que exista la guerra, el hambre, todo el mal? ¿Por qué el hombre tiene un sentimiento de culpa? La respuesta se encuentra cuando se comprende que el hombre es creado por Dios con libertad.
El concilio Vaticano II recoge el contraste existente en el hombre:

“En realidad los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano. Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de criatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior.
Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no quiere y deja de hacer lo que quería llevar a cabo. Por eso siente en sí mismo la división que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad”.



¿Qué quiere decir este pasaje? ¿Qué el hombre tiende al bien pero no realiza ese bien? ¿Qué el hombre está dividido?
El hombre esta alienado y la Biblia llama alienación al hombre que abandona a Dios para erigir sus ídolos en el corazón .
El Concilio Vaticano II aclara esta idea. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente alineado por muchos males, que no pueden tener su origen en su santo creador. Esto es fruto del pecado, del enfrentamiento a Dios.

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