"El hombre"
Cuando hay intentos de identificar y definir la esencia del hombre se produce múltiples variaciones según el punto de vista con que se aborde dicha identificación o definición, es decir, del hombre se ocupan diversas ciencias y cada una de ellas lo analiza desde su propio prisma con metodología .
La Real Academia de la Lengua define la palabra hombre como un vocablo derivado del latín, homo-inis, cuyo significado es ser animado racional varón o mujer.
A través de los tiempos el hombre ha sido visto, entre otras acepciones, como víctima de fuerzas ocultas, o bien como sólo psiquismo, o desde una visión económica, como instrumento de producción, o consumista, o como parte del estado,, u objeto de la ciencia o como persona que se comunica con Dios.
La vieja inscripción en el frontispicio del templo de Delfos, "conócete a ti mismo", significa: "Pregúntate a ti mismo, rebasa tu individualidad empírica, tus opiniones y tus pasiones, y desciende al fondo de tu espíritu, hasta encontrar la Verdad universal que habita en ti". El hombre desde que existe se ha preguntado ¿quién es? de donde procede? ¿qué sentido tiene la vida? ¿hacia donde va? Son la preguntas fundamentales del hombre que toma conciencia de si y de su entorno, así como de la trascendencia de su propia existencia.
El autoconocimiento y el conocimiento de los otros que son como uno mismo (a los demás hombres) ha sido el contenido principal de la sabiduría humana. Además, el conocerse a sí mismo es requisito de madurez personal; pues no se pasa de la infancia a la adultez sin preguntarse ¿qué es un hombre y qué o quién soy yo? La respuesta a tal pregunta la debe buscar cada generación humana, cada filosofía y cada hombre.
El hombre no está sólo en el mundo; el hombre vive inmerso en una sociedad que influye constantemente en su manera de pensar, de sentir y de actuar. Se produce un influjo constante entre hombre- emisor y sociedad- receptora y viceversa, sociedad- emisora, hombre- receptor.
El individuo se socializa a través de los núcleos primarios, es decir, a través de la familia, hoy sumamente dañada, la escuela, a veces con ideologías de muerte para el hombre, el grupo de iguales, y la sociedad en general. Y estos núcleos transmiten las pautas vigentes en un momento histórico determinado. De este hecho se desprende que si se quiere cambiar esas pautas porque dañan al individuo, si se consideran esas pautas perjudiciales, erróneas, para el bien común de la sociedad, es necesario empezar a trabajar en esos ámbitos citados.
Y si se considera que esas pautas no favorecen la dignidad del hombre, es necesario tener una buena formación para responder a esas ideologías de muerte del hombre.
El hombre cuando nace aprende las primeras pautas de conducta, el lenguaje, los medios de comunicación, el juego, etc., en el seno de la familia. Aprende a hablar, a andar, a saber lo que está bien o está mal en su entorno, imita conductas, interioriza normas y valores, y capta actitudes que luego reproduce; es decir, adquiere las actitudes, las normas y los valores imperantes en la sociedad en el momento histórico que le toca vivir.
Es cierto que la sociedad cambia, pero lo hace de manera lenta porque los cambios de mentalidad son bastante más lentos que otro tipo de cambios como los sucedidos en las ciencias médicas, en las nuevas tecnologías, en los transportes, en las ciencias humanas, etc. Y estos cambios rápidos, influyen en la manera de pensar de las personas, se van acomodando a ellos y adaptando la mentalidad a los nuevos tiempos. No sólo influyen en la manera de pensar, sino también en la forma de sentir y de actuar.
Los modelos que viven en casa, el comportamiento de los padres y de las madres son importantes a la hora trasmitir valores, porque estos aprendizajes se realizan de manera vicaria.
Otro ámbito de socialización es la sociedad, y en primer lugar el grupo de iguales, pero también el ámbito de trabajo, instituciones tanto religiosas como civiles, asociaciones culturales, deportivas, etc. y de manera prioritaria en el mundo actual, los medios de comunicación social.
La Real Academia de la Lengua define la palabra hombre como un vocablo derivado del latín, homo-inis, cuyo significado es ser animado racional varón o mujer.
A través de los tiempos el hombre ha sido visto, entre otras acepciones, como víctima de fuerzas ocultas, o bien como sólo psiquismo, o desde una visión económica, como instrumento de producción, o consumista, o como parte del estado,, u objeto de la ciencia o como persona que se comunica con Dios.
La vieja inscripción en el frontispicio del templo de Delfos, "conócete a ti mismo", significa: "Pregúntate a ti mismo, rebasa tu individualidad empírica, tus opiniones y tus pasiones, y desciende al fondo de tu espíritu, hasta encontrar la Verdad universal que habita en ti". El hombre desde que existe se ha preguntado ¿quién es? de donde procede? ¿qué sentido tiene la vida? ¿hacia donde va? Son la preguntas fundamentales del hombre que toma conciencia de si y de su entorno, así como de la trascendencia de su propia existencia.
El autoconocimiento y el conocimiento de los otros que son como uno mismo (a los demás hombres) ha sido el contenido principal de la sabiduría humana. Además, el conocerse a sí mismo es requisito de madurez personal; pues no se pasa de la infancia a la adultez sin preguntarse ¿qué es un hombre y qué o quién soy yo? La respuesta a tal pregunta la debe buscar cada generación humana, cada filosofía y cada hombre.
El hombre no está sólo en el mundo; el hombre vive inmerso en una sociedad que influye constantemente en su manera de pensar, de sentir y de actuar. Se produce un influjo constante entre hombre- emisor y sociedad- receptora y viceversa, sociedad- emisora, hombre- receptor.
El individuo se socializa a través de los núcleos primarios, es decir, a través de la familia, hoy sumamente dañada, la escuela, a veces con ideologías de muerte para el hombre, el grupo de iguales, y la sociedad en general. Y estos núcleos transmiten las pautas vigentes en un momento histórico determinado. De este hecho se desprende que si se quiere cambiar esas pautas porque dañan al individuo, si se consideran esas pautas perjudiciales, erróneas, para el bien común de la sociedad, es necesario empezar a trabajar en esos ámbitos citados.
Y si se considera que esas pautas no favorecen la dignidad del hombre, es necesario tener una buena formación para responder a esas ideologías de muerte del hombre.
El hombre cuando nace aprende las primeras pautas de conducta, el lenguaje, los medios de comunicación, el juego, etc., en el seno de la familia. Aprende a hablar, a andar, a saber lo que está bien o está mal en su entorno, imita conductas, interioriza normas y valores, y capta actitudes que luego reproduce; es decir, adquiere las actitudes, las normas y los valores imperantes en la sociedad en el momento histórico que le toca vivir.
Es cierto que la sociedad cambia, pero lo hace de manera lenta porque los cambios de mentalidad son bastante más lentos que otro tipo de cambios como los sucedidos en las ciencias médicas, en las nuevas tecnologías, en los transportes, en las ciencias humanas, etc. Y estos cambios rápidos, influyen en la manera de pensar de las personas, se van acomodando a ellos y adaptando la mentalidad a los nuevos tiempos. No sólo influyen en la manera de pensar, sino también en la forma de sentir y de actuar.
Los modelos que viven en casa, el comportamiento de los padres y de las madres son importantes a la hora trasmitir valores, porque estos aprendizajes se realizan de manera vicaria.
Otro ámbito de socialización es la sociedad, y en primer lugar el grupo de iguales, pero también el ámbito de trabajo, instituciones tanto religiosas como civiles, asociaciones culturales, deportivas, etc. y de manera prioritaria en el mundo actual, los medios de comunicación social.
Comentarios
Publicar un comentario