¿Evolucionismo o creacionismo?
Cuando la ciencia se plantea el origen del hombre concibe hipótesis diferentes pero en el momento actual todos los científicos dan por cierta la teoría de la evolución. Desde que en 1859 Charles Robert Darwin publicara El origen de las especies, se levantó una fuerte polémica, no sólo en el mundo científico sino en el teológico. Después de integrar en esta teoría la selección natural como motor de la evolución, la herencia mendeliana, la recombinación genética del ADN, la migración, auque aún no se han resuelto todos los problemas planteados, hoy en biología no hay nada que tenga sentido si no es a la luz de la evolución.
El moderno evolucionismo se caracteriza por englobar en una misma teoría el origen de todo: de la materia inerte, de la vida y del hombre. Ordeig afirma que aunque se trate de tres saltos cuantitativos, hay una relación entre ellos; no pede explicarse la existencia del hombre sin comprender bien de dónde viene la tierra, el sistema solar y las galaxias. El llamado Big. Bang, los caldos primitivos de materia carbonada y nitrogenada, de donde procede la vida o la aparición del hombre en el que el material genético coincide en un 98% con otras especies animales, refuerzan la idea evolutiva del mundo hasta llegar al hombre. ¿Pero esta evolución es fruto del azar o el universo se ha concebido con el fin de servir de asiento a la vida racional? En este sentido la ciencia no puede comprobar nada, así como de la aparición de la actividad racional consciente y libre.
El debate se plantea entre evolucionismo o creacionismo. ¿El aceptar una teoría implica negar la otra? Desde una postura laicista radical se sigue transmitiendo que la Iglesia se opuso a la teoría de la evolución. La iglesia expresó en 1950 que no veía oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución . Oviedo resume las ventajas de la teoría evolucionista en la fe afirmando:
1º La teología puede aprender de Darwin porque se puede mejorar la compresión de la relación de Dios con la creación, porque hay una aproximación más realista a la naturaleza humana y se realiza un replanteamiento de las cuestiones del mal, del sufrimiento del pecado.
2º Se invita a redescubrir dimensiones de fe en el mundo actual.
3º La fe proporciona esperanza, sentido y valor que la ciencia no tiene.
En este panorama la divinidad se vuelve más necesaria. Por eso la teología tiene motivos para celebrar estos 200 años de la teoría de Darwin.
El moderno evolucionismo se caracteriza por englobar en una misma teoría el origen de todo: de la materia inerte, de la vida y del hombre. Ordeig afirma que aunque se trate de tres saltos cuantitativos, hay una relación entre ellos; no pede explicarse la existencia del hombre sin comprender bien de dónde viene la tierra, el sistema solar y las galaxias. El llamado Big. Bang, los caldos primitivos de materia carbonada y nitrogenada, de donde procede la vida o la aparición del hombre en el que el material genético coincide en un 98% con otras especies animales, refuerzan la idea evolutiva del mundo hasta llegar al hombre. ¿Pero esta evolución es fruto del azar o el universo se ha concebido con el fin de servir de asiento a la vida racional? En este sentido la ciencia no puede comprobar nada, así como de la aparición de la actividad racional consciente y libre.
El debate se plantea entre evolucionismo o creacionismo. ¿El aceptar una teoría implica negar la otra? Desde una postura laicista radical se sigue transmitiendo que la Iglesia se opuso a la teoría de la evolución. La iglesia expresó en 1950 que no veía oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución . Oviedo resume las ventajas de la teoría evolucionista en la fe afirmando:
1º La teología puede aprender de Darwin porque se puede mejorar la compresión de la relación de Dios con la creación, porque hay una aproximación más realista a la naturaleza humana y se realiza un replanteamiento de las cuestiones del mal, del sufrimiento del pecado.
2º Se invita a redescubrir dimensiones de fe en el mundo actual.
3º La fe proporciona esperanza, sentido y valor que la ciencia no tiene.
En este panorama la divinidad se vuelve más necesaria. Por eso la teología tiene motivos para celebrar estos 200 años de la teoría de Darwin.
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