¿Liberación, Redención?

Ratzinger sostiene que hoy los teólogos han olvidado que su trabajo es un servicio eclesial y que no se puede caer en el individualismo y forzar la creatividad, la teología se ha dedicado a armonizar la fe con los signos de los tiempo con el fin de poder descubrir nuevos camino para trasmitir el cristianismo. Y esto es positivo pero también en ocasiones ha servido para crear confusión, porque han considerado a los dogmas como jaulas, como atentados a la libertad de investigador, y no se han dado cuenta que los dogmas es un servicio a la verdad un don ofrecido a los creyentes por la autoridad querido por Dios.
El dudar de los dogmas trae como consecuencia el dudar de la moral, se reduce al Hijo y se olvida del Padre. Estas afirmaciones tienen que ver porque muchos cristianos, y algunos teólogos se han olvidado o negado el pecado original, ajustándose al esquema de la Ilustración, a Rousseau, asumiendo un principio de la cultura moderna, que el hombre es bueno por naturaleza, corrompido por una educación equivocada y por las estructuras sociales.
Hoy se habla mucho de liberación y poco de redención porque este término exige una situación objetiva de pecado de la que solo Dios puede redimir.
El hombre era un ser dañado, y redimido por Dios. El mismo Ratzinger escribe:
“la salvación como historia significa precisamente esto, que el hombre no encuentra la salvación en un “llegar.a.sí. mismo” reflejo, sino en el “ser- arrebatado-de si” que supera la reflexión”.



Podemos terminar este concepto de hombre libre liberado por Dios con una frase de Moltmann :
“El verdadero ser libre consiste en una comunidad sin trabas, solidaria y abierta con los otros hombres, con uno mismo, con la naturaleza y con Dios”.


Esto significa que Dios al encarnarse, en un acto supremo de Amor muere en la Cruz para traer la liberación al hombre, hombre que se había enfrentado y separado de El.

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