Mujeres inmigrantes

El hecho que muchas mujeres inmigrantes hayan venido a los países del llamado primer mundo hace que se tome conciencia de la gran diversidad y diferencia entre ellas mismas y de ellas con las mujeres de aquí.
Estas mujeres, según Zabala González, B., por el hecho de ser inmigrante, son aún más discriminadas, se les explota y pone de manifiesto la falta de igualdad.
Y las personas que defienden los derechos humanos, la igualdad de todos y todas, no pueden ser indiferentes ante este hecho, ante estas mujeres diferentes.
Sigiendo el pensamiento de Zabala, en una sociedad multicultural no se puede permitir la explotación y la discriminación de estas mujeres inmigrantes, que han huido de sus países por la pobreza y marginación que allí sufrían, que en ocasiones son cabezas de familia, bien por haberse separado, bien porque sus maridos se han desplazado por guerras, o por razones de trabajo, que en otras ocasiones lo han hecho por persecución política, agresiones sexistas o por prejuicio sociales, con estatus sociales desvalorizados como mujeres repudiadas, madres soltera o victimas de agresiones sexuales.
Y además soportan con mayor frecuencia, ser maltratadas por sus propios compañeros, y los factores que llevan a un hombre inmigrante a maltratar a su mujer, según la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, pueden ser el estrés que conlleva la inmigración, la diferencia de estilos de vida, el considerar a las mujeres de su propiedad. Pero la realidad, sean las causas las que sean, es que estas mujeres sufren en mayor proporción malos tratos de sus compañeros.
Estas inmigrantes vienen a realizar trabajos que las mujeres de aquí no quieren hacer porque se quieren liberar de ellos. Pero este trabajo que realizan o están dentro de la economía sumergida o no tiene los derechos de protección social, situación que no se denuncia debido a su situación de sin papeles o de precariedad por los permisos temporales de residencia o trabajo.



En la sociedad actual por la incorporación de la mujer a puestos remunerados, a la realización de la doble jornada de éstas, se ha producido un vacío en la prestación de servicios realizados actualmente por las mujeres inmigrantes.
No se puede consentir que las mujeres de las sociedades avanzadas que tanto reclaman igualdad de derechos, construyan esos derechos sobre la negación de los derechos de las mujeres inmigrantes. La mujeres occidentales, liberadas, con puestos de trabajo satisfactorios, emplean a mujeres inmigrantes en condiciones laborales ínfimas, comportándose con ellas, en ocasiones, de forma tan discriminatoria como se ha intentado denunciar durante años sobre la situación de la mujer. ¿Dónde está esa igualdad tan cacareada? ¿Es que la mujer liberada, profesional debe comportarse con valores dominantes y ejercer violencia con seres más débiles? ¿No se está actuando de forma denostada por varias generaciones de mujeres que reclamaban igualdad’
La solidaridad obliga a lograr los derechos humanos para todos y todas. Se hace necesario revisar el concepto de trabajo y analizar por qué las actividades que realizan las mujeres nunca se consideran trabajo.

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