¿POR QUÉ EXISTEN ACTOS VIOLENTOS?

¿POR QUÉ EXISTEN ACTOS VIOLENTOS?

La violencia se aprende, y este aprendizaje se produce en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, y/o desde la publicidad. Todo ser humano construye su personalidad y en esta construcción de la personalidad individual, un proceso muy complejo, influye el sustrato biológico constitucional que trae al nacer, las experiencias tempranas, los agentes de socialización, la educación, etc.
En la socialización de la violencia, influye como en todo proceso de socialización, de manera determinante la endoculturación y la educación.



La endoculturación es el proceso de aprendizaje mediante el cual la población adulta transmite a los más jóvenes los modos tradicionales de pensamiento y conducta. Es una de las formas más efectivas de transmisión de una determinada cultura.
La educación, como método sistematizado de aprendizaje transmite una serie de enseñanzas impregnadas de todas las premisas culturales donde la persona nace.
Estas enseñanzas se transmiten a todos y a todas, pero cada persona construye activamente su propia realidad, recibe las mismas influencias, pero cada individuo es el verdadero constructor de su propio yo.
La mayoría de los procesos de socialización reprueban y sancionan por medios explícitos e implícitos la violencia en las relaciones interpersonales.
Albert Bandura (1990) explica la violencia postulando un sistema autorregulatorio de control moral construido durante el aprendizaje en el desarrollo del individuo, propone que existen unos mecanismos de desconexión moral que posibilitarían al sujeto realizar conductas violentas, contrarias a las normas aprendidas, como la reconstrucción conductual, el desplazamiento de la responsabilidad la minimización, la deshumanización o el autoengaño. De esta forma, las personas sin patología mental, la violencia se convierte en personal y socialmente aceptada por medio de una reestructuración cognitiva donde se altera el valor moral previamente atribuible al comportamiento agresivo. Es decir, el individuo percibe y recibe actitudes violentas, que son reprobadas por la misma sociedad que las genera. Es el mismo quien va a formar sus estructuras mentales, sus valores manifestados en sus conductas.
La sociedad reprueba o sanciona los conocimientos adquiridos por el alumnado, les pone el tinte moral de lo que está bien o mal, a través de la educación llega a la persona, y ésta, con sus características propias, hace suyo el aprendizaje, y formará los valores que serán normas de su conducta. Y esto sirve de justificante a las personas violentas porque suelen creer que su violencia está justificada, hará un cambio de los valores y el mismo se ve como un héroe y a la victimas como un seres despreciables e inferiores.
Al principio se manifestó que la violencia se adquiere en todos los ámbitos de socialización del individuo, pero de manera muy significativa, en la socialización de los primeros años, y ésta se transmite preferentemente a través de la familia.
Yanes y González (2000) realizaron una investigación en donde se analizó los correlatos cognitivos asociados a la experiencia de violencia interparental confirmando la existencia de una relación compleja entre el nivel de violencia interparental al que se han visto envueltos, sus creencias acerca del papel de la mujer, y sus juicios respecto a distintos conflictos de pareja. Es decir, la violencia depende de la violencia vivida en la familia, de los estereotipos que se tengan con relación a la mujer y de las creencias, siendo posible que éstas afecten a la construcción de las experiencias pasadas.
El clima familiar es uno de los factores más fuertemente vinculado con la violencia. Las carencias afectivas, los castigos físicos, las peleas y enfrentamientos entre padres y madres, e hijos e hijas son algunos de los episodios que enrarece la vida de familia y pueden marcar el futuro de las relaciones sociales de sus miembros. Familias conflictivas que solucionan los problemas con violencia, dejan un poso en los hijos y las hijas, un aprendizaje de cómo resolver los conflictos, pero además, muchas de las escenas de violencia en los hogares, no se deben a la gravedad del problema, sino a la falta de recursos para resolver los conflictos.
No mantener ningún tipo de relación con las familias y pasar largos periodos de tiempo ante el ordenador con juegos violentos, o películas agresivas, produce desajustes emocionales, que impiden un buen aprendizaje en las relaciones sociales.
Es fundamental el papel de la familia en las conductas agresivas de los niños y/o de las niñas. Familias con intensos conflictos en la pareja, en la que uno de ellos manifiesta poca estima por el otro, los que en su hogar alguno de los progenitores manifiesta inconformidad con su rol, los que se muestran en desacuerdo con los métodos de educación o los padres o las madres no muestran signos afectuosos entre ellos, producen niños y niñas agresivas y con sentimientos de rebeldía. Investigaciones como las desarrolladas por Cortina Gutiérrez (1998), La Encuesta de violencia Intrafamiliar realizada por UNICEF, los trabajos de Rolan (2004), las investigaciones de Chistina Salmivalli (2004), todos ellos expuestos por Silvia Ortega, Marco Ramírez y Adrián Castelan (2005) en al “Revista Ibero Americana”, confirman lo anteriormente expuesto.
La profesora Dra. María José Díaz-Aguado, (1996) escribe: “Los estudios sobre las características de los adultos que viven en familias en las que se produce la violencia reflejan que con frecuencia su propia familia de origen también fue violenta...”conviene dejar muy claro, sin embargo, que la transmisión del maltrato no es algo inevitable. La mayoría de las personas (en torno al 70%) que fueron maltratadas en su infancia no reproducen dicho problemas con sus hijos (Kauffman y Zigler, 1987)”
Otro de los ámbitos de aprendizaje de los niños y las niñas es la escuela, un ámbito rico de interacciones personales. Los cambios tecnológicos, culturales, políticos y sociales piden nuevos retos a la educación, que debe formar personas capaces de aprender a aprender y con una sólida formación en valores.
En todos los ámbitos, y por lo tanto, en el medio escolar, los conflictos convivenciales están surgiendo y adquiriendo una dimensión alarmante, sin duda reflejo de la sociedad actual.
En la escuela está apareciendo violencia debido a la escolarización de alumnos de diversas edades, con grandes diferencias sociológicas, étnicas, y culturales, que vienen con situaciones violentas aprendidas, y está violencia, se está generando contra todos los componentes de la comunidad escolar.
Cada vez más existe la opinión que educar en el conflicto es necesario y perfectamente compatible con la no violencia y la paz. No se puede confundir violencia con conflicto, porque el conflicto está presente en las relaciones humanas y la violencia es una forma de resolver el conflicto.
El Conflicto es un hecho inherente a la interacción humana porque la diferencia de opiniones, deseos e intereses son inevitables entre las personas. Un conflicto puede resolverse de forma no violenta, ya que se puede cambiar sin necesidad de salir perjudicado, ni ser agredido.
La violencia dentro de la escuela puede ocurrir entre un individuo y otro, entre grupos, o implicar a un conjunto escolar e incluso a la institución en su totalidad. Roland y Galloway (2002) expusieron que la violencia en un grupo escolar se presenta con mayor probabilidad cuando existen castigos como única respuesta o también cuando el profesor no logra establecer un liderazgo basado en el fomento de trabajo en grupo.
Es necesario formar al profesorado en todos los aspectos y también para atender a las situaciones de conflictos cotidianos.
En el proceso de socialización, dependiendo de la edad de la niña o del niño, influirá más un sistema u otro. Nadie duda que en los primeros años, la influencia familiar se establece casi en exclusiva, para ir disminuyendo hasta llegar a la adolescencia en que el grupo de iguales juega un papel importante, situación ineludible en el estudio de la socialización.
En educación es fundamental conocer este entramado, ver las relaciones que se establecen ya que, éstas irán construyendo la personalidad social del alumno/alumna. Conocer estas relaciones en los ambientes en que el niño/niña se desarrolla nos permitirá construir un buen modelo organizativo, una planificación superadora de la violencia, y permitirá una intervención positiva para formar a la persona, fin último de la educación. Ayudarles a ser personas. Díaz Aguado (2003) propone “una redefinición de los papeles que juegan maestros, alumnos y compañeros, incrementando la cooperación entre los distintos agentes educativos y dando a los estudiantes un papel más activo en su propia educación.”
Pero la escuela no puede entenderse como un ámbito cerrado, sino como un cúmulo de interrelaciones fluidas inter-escuela e inter- sociedad en la que se ubica.
La violencia en este contexto puede explicarse, de una parte, por las características de la institución y por otra, por la violencia generada en la propia sociedad, violencia que traspasa las puertas de esta institución donde han desaparecido los roles tradicionales establecidos.
La agresividad en la escuela manifestada por muchos/as alumnos/as podrían tener como base problemas personales, y relacionales, y por otra parte la propia escuela. Estas causas no son independientes entre sí sino que se dan interrelacionadas. La escuela y la familia deben enseñar las habilidades humanas críticas que el alumnado necesita para que su vida sea más segura, feliz, y sana.
La falta de valores, normas, y reglas escolares, los problemas personales del alumnado, la estructura rígida y domínate de la escuela, la falta de motivación, la sensación de fracaso, la agresividad percibida en la sociedad, son algunas de las causas que provocan violencia.
Ante el aumento alarmante de brotes de violencia en jóvenes se intenta buscar las causas y se dan normas en los Centros educativos para atajar dichas conductas. Pero una norma no se sostiene por sí misma y la juventud para cumplirla, la tiene que tener como norma interiorizada, no como norma impuesta.
Es necesario (desde la escuela) presentar (al alumnado) ideales, enseñarles a ser personas activas, diligentes amantes de la ciencia, personas cultivadas en todos los aspectos de la personalidad. Es necesaria la educación en valores.

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