Luchas de poder

LUCHAS DE PODER. PELEAS
Se puede convertir en un conflicto familiar. Hay que procurar que ninguno en esa lucha gane ni pierda, evitando la sensación de frustración que queda. Los hijos adolescentes, a veces, no hacen lo que los padres esperan, y éstos recurren al castigo físico, se deprimen ante el hijo o se enfadan...
La solución está en hacer preguntas más que ordenar, dar alternativas para que decidan saber controlarse y a veces buscar el lado cómico de la situación. El conflicto no es malo en sí, sino lo importante es como se resuelva, porque puede crear conductas poco democráticas que afecten a su desenvolvimiento social.
Las peleas familiares hay dos formas de afrontarla, o bien de manera constructiva o bien de manera destructiva.



La constructiva es ponerse en la piel del niño, utilizar la técnica de hablar de la propia experiencia, identificar los sentimientos de su hijo, y aportar soluciones, pedir reflexión, y valorar qué es lo más importante. Esto no significa perder autoridad, sino no emplear el autoritarismo utilizar el dialogo, favorecer el entendimiento, buscar una solución consensuada. Es necesario que el niño se sienta querido, pero no permitirle conductas que socaven la autoridad familiar. Esto implica el saber pedir perdón si unos padres se han equivocado, porque así están también educándoles.

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