Reflexiones para proponer una educación de calidad

Pero estos objetivos, cuya síntesis serían formar personas maduras, sociables y felices, son objetivos compartidos con los padres de los alumnos, objetivos a veces no explícitos, pero sin duda alguna deseados por ellos.
La sociedad está en continuo flujo y cambios, y la escuela también. En ocasiones es la escuela el agente promotor de este cambio pero lo más frecuente es que sea ella la que se adapte a los cambios que se producen en la sociedad. En las últimas décadas, se han producido avances importantes en el mundo tecnológico, en el científico, en el pensamiento filosófico, y todos estos avances influyen inevitablemente en la forma de pensar, de vivir, de sentir y de actuar en las personas que la componen. Se produce un cambio en los valores imperantes de la sociedad y surgen una serie de valores emergentes que guían la vida de los hombres.
Decimos que se está viviendo un mundo cada vez menos hostil en la vida de las gentes, ya que se domina las comunicaciones, el saber médico aumenta la esperanza de vida, la calidad de vida en un bien preciado, pero también es una sociedad donde el conflicto es permanente, donde la agresividad, la violencia, la insolaridad, el hedonismo, el consumismo, son rasgos de la sociedad actual.
Estos cambios se infiltran en las casas, en la escuela a través de todos sus componentes, alumnos, profesores, personal no docente, padres, etc. y por lo tanto, impregnan todo el quehacer educativo en el ámbito doméstico y en el ámbito escolar.
La violencia en la sociedad, hoy tan comentada, es también violencia en la escuela, es violencia en el ámbito doméstico y frente a esta violencia se puede adoptar dos posturas: callar o denunciar para tomar medidas. E, incluso ante esta segunda postura se podría tomar dos nuevas tareas: denunciar para corregirla de manera punitiva, o bien, denunciar para tomar las medidas preventivas y correctoras de dicha anomalía.
Pero además, existe la violencia entre pares, que están martirizando a gran número de nuestros alumnos. Cambio de valores en los niños, de costumbres, dejación de obligaciones de los padres... Esto hace que tomemos conciencia de este problema y que sea una de las tareas principales del quehacer educativo, la formación de padres y madres, que sepan educar adaptándose a los nuevos tiempos.
La sociedad ha cambiado y las modas, costumbres, valores actuales no son idénticos a los que anteriores generaciones han recibido; hay situaciones actuales en la que los padres no saben como comportarse con sus hijos, y piden ayuda a profesionales. Cada vez, con más frecuencia, los padres acuden para demandar formación.
Existe una crisis institucional manifestada en el fracaso escolar, en la falta de convivencia, en los problemas de acoso, en el absentismo, en la falta de autoridad, y en la falta de colaboración de padres y madres en la formación de los hijos. Se constata una falta de sintonía de metas y de objetivos entre educadores y padres, falta de unidad de métodos, falta de comunicación, recelo entre estos dos colectivos, que genera esta situación, a veces caótica y aprovechada por los alumnos para enfrentar a padres y profesores.



Estas reflexiones no llevan a proponer un proyecto de innovación e investigación para conseguir una educación de calidad, y ayudar a los padres en la tarea educadora.
Toda investigación debe tener como objetivo el conocimiento científico, utilizando un método que nos permita eliminar los errores de validación. En el ámbito de las Ciencias Sociales se distinguen varios paradigmas de investigación:
1º el positivista, racionalista y cuantitativo
2º el interpretativo, naturalista o cualitativo
3º el socio crítico que busca ser motor de cambio y transformación social
En este último paradigma, en el socio crítico, es donde se debe situar un trabajo de investigación-innovación educativa, cuya finalidad es reflexionar sobre los problemas que preocupan a los padres, concienciar a las autoridades educativas para trabajar en esta línea, y sobre todo ayudar a los padres en la tarea educadora.