Comentario Carta de los hebreos 9,1-14

1º TEXTO: CARTA A LOS HEBREOS 9, 1-14
Ineficacia de los sacrificios antiguos
9:1 También la primera Alianza tenía sus ritos litúrgicos y su santuario terreno.
9:2 Porque se preparó la parte anterior de la Tienda, donde se hallaban el candelabro y la mesa con los panes de la presencia, que se llama Santo.
9:3 Detrás del segundo velo se hallaba la parte de la Tienda llamada Santo de los Santos,
9:4 que contenía el altar de oro para el incienso, el arca de la Alianza —completamente cubierta de oro— y en ella, la urna de oro con el maná, la vara de Aarón que retoñó y las tablas de la Alianza.
9:5 Encima del arca, los querubines de gloria que cubrían con su sombra el propiciatorio. Mas no es éste el momento de hablar de todo ello en detalle.
9:6 Preparadas así estas cosas, los sacerdotes entran siempre en la primera parte de la Tienda para desempeñar las funciones del culto.
9:7 Pero en la segunda parte entra una vez al año, y solo, el Sumo Sacerdote, y no sin sangre qué ofrecer por sí mismo y por los pecados del pueblo.
9:8 De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no estaba abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda.
9:9 Todo ello es una figura del tiempo presente, en cuanto que allí se ofrecen dones y sacrificios incapaces de perfeccionar en su conciencia al adorador,
9:10 y sólo son prescripciones carnales, que versan sobre comidas y bebidas y sobre abluciones de todo género, impuestas hasta el tiempo de la reforma.
El sacrificio perfecto de Cristo
9:11 Pero se presentó Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo.
9:12 Y penetró en el santuario de una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna.
9:13 Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne,
9:14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto al Dios vivo!




Comentario:
En tiempos de los Apóstoles se llamaban Hebreos a los judíos que vivían en Palestina, y no se denominaban de esta forma, a lo que habían emigrados a otros lugares del imperio Romano.
Los destinatarios de esta mal llamada carta, son las comunidades cristiana de Palestina, formadas por los judíos conversos. Por tanto, a los que se dirigía conocían bien el Antiguo Testamento. Estaba dirigida a una comunidad que padece las consecuencias de una persecución religiosa y que se encuentra en un periodo de decaimiento. El autor teme que debido a la persecución actual y a la tibieza imperante cayeran en la apostasía.
Estos judíos conversos, vivían denostados por los propios habitantes de Palestina, e incluso, los que siendo sacerdotes anteriormente, el Templo los mantenía pues recibían una parte de los animales ofrecidos, desde su conversión son excluidos, y expulsados del Templo.
El objetivo de esta carta es confirmar su fe, les muestra que la religión judía, con sus ceremonias grandiosas en el Templo de Jerusalén, no era más que la imagen de algo más grande. El perdón de los pecados y la religión en espíritu, aspiración de todo el Antiguo Testamento, debían ser la obra del sacerdote auténtico de toda la humanidad, Jesús, el Hijo de Dios. Ya no hay otro sacrificio fuera del suyo, sacrificio que comienza en la cruz y termina en la gloria. Inculcarles la preexcelencia de la Nueva Alianza sobre la Antigua y exhortarles a intensificar la fe y la esperanza en Jesucristo, Salvador eficaz y definitivo, dado que muchos estaban en peligro de perder la fe y volver al judaísmo, no sólo por las persecuciones a que estaban expuestos, sino más bien por la lentitud de su progreso espiritual y la atracción que ejercía sobre ellos la magnificencia del Templo y el culto de sus tradiciones.

Fue escrito desde Roma, posiblemente en el año ¿66-70?, cuando se anunciaba la guerra en la que iba a ser destruida Jerusalén, cuando Pablo, casi al final de sus días estaba prisionero en Roma.
No fue escrita por él, aunque las ideas presentadas no son extrañas al pensamiento de Pablo, pero parece que fue escrita por Apolo, mencionado en Hechos 18,24-28:

“Cierto judío de nombre Apolo, de origen alejandrino, varón elocuente, llegó a Efeso. Era muy perito en el conocimiento de las Escrituras. Estaba bien informado del camino del Señor y con fervor de espíritu hablaba y enseñaba con exactitud lo que toca al Jesús, pero sólo conocía el bautismo de Juan. …
….porque vigorosamente argüía a los judíos en público, demostrándoles por las Escrituras que Jesús era el Mesías”.

En un principio Tertuliano la atribuyó a Bernabé; Eusebio de Cesarea da testimonio que Clemente de Alejandría afirmaba que era obra de San Pablo, que Orígenes ignoraba quien era el autor. La atribución a Apolo es la opinión de la mayoría de los comentaristas.

No tiene carácter epistolar, sino de homilía sinagogal con exhortación propia del contexto cultual, y el uso de la lengua griega y el estilo literario refuerza la opinión de atribuirla a Apolo. Así mismo, el tema que trata, el sacerdocio, no es habitual en San Pablo.
Su lectura produce perplejidad debido a su difícil interpretación, pero en ella se ve reflejado el cristianismo con gran hondura y humanidad, la tentación del cansancio, no producido por el trabajo, sino de la pérdida de los misterios cristiano, de las exigencias de los seguidores de Cristo y sobre todo, de la esperanza. Usa un lenguaje solemne, donde se combina el aspecto doctrinal con el exhortativo.
En la carta se hace una defensa del sacerdocio de Cristo, superior al levítico, para aclarar dudas y animar a los cristianos que vivían perseguidos, darles fuerzas para permanecer fieles a la fe y no dejarse llevar por el cansancio y abandonar sus creencias.
A la preguntarnos sobre la importancia de esta carta la respuesta unanime es porque es fundamental para el desarrollo de la fe cristiana, ya que ha permitido instituir una relación constructiva con toda la tradición cultual del AT, que tanto lugar ocupa en la revelación bíblica.
Su respuesta contundente, Cristo es sacerdote; gracias a él estamos en comunión con Dios, ha tenido una importancia decisiva.
Ha profundizado en el ministerio de Cristo: De un culto forzosamente externo e ineficaz se ha pasado a un ofrecimiento personal perfecto. De aquí se deriva una nueva perspectiva para el culto cristiano, que tiene que asumir toda la realidad de la existencia y transformarla, gracias a la unión con el sacrificio de Cristo, en una ofrenda de obediencia filial a Dios y de entrega fraternal a los hombres. Cristo es el único sacerdocio auténtico, el único mediador de dios y de los hombres; los sacerdotes antiguos no hacían mas que prefigurarlo.

El texto que se presenta forma parte del tema central de la carta donde se desarrolla los aspectos específicos del sacerdocio de Cristo para invitarlos de nuevo a la fe y a la confianza.
Los versículos analizados se pueden dividir en tres partes:
1º Descrición de los ritos liturgico y del santuario de la Antigua Alianza (1-7)
2º La ineficacia de estos (8-10)
3º Presentación del sacrificio perfecto de Cristo (11-14)

1º Descrición de los ritos liturgico y del santuario de la Antigua Alianza (1-7)
Llama la atención al leer estos versiculos porque no coincide con la descripción del Exodo (Ex 30, 1ss). El altar del oro de los perfumes estaba en la en la primera estancia, con la mesa de los panes y el candelabro. Con esta descripción coincide el relato de San Lucas al contar la visión de Zacarías (Lc 1,8ss). El autor, con el dominio que se desprende de la lectura de la carta, no podía ignorar esto. Estaba ubicado frente al velo, pero ligado al Arca y al Ptopiciatori. Quizás por eso el autor invierte su colocación.
Es una figura de cómo Cristo presenta las oraciones del pueblo que fuera oraba, es un culto en la Asamblea, hacia Dios Padre.
En esta descripción hay una profunda relación con el nuevo Testamento y encierra una simbología para los cristianos:
Iglesia de Cristo/Tabernáculo. Los dos encierran los máximos tesoros; Arca de la Alianza/ Sagrario: Tablas de la ley de piedra/ Ley de Cristo de amor; Mesa de los panes, del pan del Cielo/ Santisimo Sacramento; Candelabro /Evangelio y los siete brazos, simbolizan los siete dones de Espíritu Santo; El altar de los holocaustos/El madero de la Cruz de Cristo
En el antiguo culto judío sólo al Santa Santorum se entraba una vez, en la festividad del Yom Kipur, para ofrecer incienso y decir el nombre de Yahveh.
El autor presenta estos ritos realizados por los sacerdotes de la Antigua Alianza, donde todo estaba medido, pesado cronometrado. Unos ritos con profusión de elementos externos, donde se sacrifica animales con una simbología clara, que no era otra que adorar al Dios que los había elegido y ofrecerle victimas propiciatorias para conseguir el perdón de los pecados.
No es una descripción profusa pero si lo necesario para que el conocedor del Antiguo Testamento, como eran los destinatarios de esta carta, situasen inmediatamentela imagen.
2º La ineficacia de estos (8-10)
En estos tres versiculos se manifiesta la intención del autor, que no es otra que descubrir lo verdaderamente real en esos ritos.
Afirma que el Espíritu Santo no abriría a los hombres el verdadero santuario si seguían aferrados a ese ritual antiguo, no participarían en el conocimiento misterioso y sumo que es el propio Dios, porque los ritos descritos, los que se celebraban, no le permitían avanzar en la perfección, pues se quedaban en lo exterior, en lo material, lo superfuo.
Esos sacrificio son un anticipo del propio sacrificio sacerdotal de Cristo.
3º Presentación del sacrificio perfecto de Cristo (11-14)
En esta tercera parte hay tres antinomias claramente manifiestas:
Los sacerdotes de la Tienda frente al Sumo Sacerdote de la nueva Tienda. Una Tienda nueva que no puede ser realizada por manos humanas como la antigua, una nueva Tienda trascendente, sin un lugar establecido, ni medidas, ni materiales, ni posiciones, porque esa nueva Tienda no es de este mundo.
Los sacerdotes de la Antigua Alianza, entraban períodicamente, con sacrificos de animales a esa Tienda hecha por hombres. El sacerdote nuevo, entra una sóla vez y con su propia sangre. Es el Siervo de Yavhe, el mismo es el cordero del sacrificio, el Inocente que voluntariamente se inmola.
Purificación por los sacrificios de animales agradables a Dios frente a la liberación, salvación del sacrificio del propio Hijo de Dios. ¿Qué sacrificio será más agradable a los ojos de Dios?
Cristo es el enviado y pontífice de una forma unitaria, redime a los hombres mediante su propio sacrificio.

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