Comentario a un texto del Concilio de Trento

TEXTO: CONCILIO DE TRENTO
En el siglo XVI toda la mentalidad del Renacimiento estaba en auge, su visión antropocéntrica, frente a la teocéntrica del Medievo iba haciéndose cada vez más popular. El descubrimiento de América, la imprenta, entre otros factores, cambiaban el pensamiento de aquellas personas.
La muerte de Maximiliano de Augsburgo, en 1519, vínculo de unidad entre los principados y repúblicas alemanas, la elección del emperador Carlos V, rey de España y America, el interés de los alemanes en lograr la autonomía, la misma idea sustentada por el Papa sobre su visión del Sacro imperio Romano, el auge de la burguesía, el acceso a la cultura de las nuevas clases sociales, la difusión de la lenguas vernáculas daban un rumbo nuevo a la mentalidad del los hombres de este siglo.
Junto a estos hechos en la Iglesia católica se produjeron unos acontecimeitnos muy importantes que colmaron el ansia de espiritualidad de las gentes. Cada vez era más frecuente la degradación de los Papas, dedicados más a las cosas mundanas que a las espirituales, su interés por la cultura clásica y la conversión en mecenas del arte, hizo que se vaciaran las arcas de la iglesia y se buscaran nuevas formas de llenarlas, con la venta de cargos eclesiásticos, prebendas, e indulgencias.
Se ansiaba una reforma interior, un cambio en las mismas entrañas de la iglesia. Y es en este momento cuando surgen los reformadores que con verdadero espíritu cristiano emprenden esta tarea.
Una figura clave es Martín Lutero Martín Lutero que en 1520 publica las obras más importantes de la Reforma. Era una personalidad atormentada por sentimientos de culpabilidad, hasta que en la lectura de Rom. 1,17, en donde se afirma que el “justo vivirá por la fe”, encuentra la respuesta y fundamenta sus tres principios: De sola fide, de sola Scriptura, de sola gratia.
Esto encuentra buena acogida entre el pueblo que, también vivía atormentado por la idea de salvación y, por eso, compraba las indulgencias. Su doctrina se difunde rápidamente sin que al principio se separase de Roma, acontecimiento que sucedió después por causas políticas, religiosas e intransigencia de la propia iglesia.
Desde el punto de vista doctrinal esto supone una verdadera revolución:
Los reformadores, sobre todo Lutero, consideran que toda la vida del cristiano depende de la Palabra de Dios manifestada en el Hijo Los sacramentos se limitan al bautismo y a la Santa Cena. Existe el ministerio como servicio, pero el único sacerdocio es el común de los fieles. No hay autoridad superior a la de Cristo y esta se comunica directamente a los fieles. El papado y las otras formas de autoridad, son mediaciones, pero sin una autoridad
Otros reformadores son Ulrich Zuinglio, comparte las ideas fundamentales de la Reforma de Lutero, aunque con algunas modificaciones; Juan Calvino, francés, aunque su labor la realizo en Ginebra; El Anglicanismo de Enrique VIII y Tomás Cranmer que pretenden fundamentar el origen de su Reforma en el catolicismo inglés de los siglos II y III.
Contra los errores del protestantismo y por reformar la disciplina eclesiástica se convocó el Concilio de Trento que suposo un cambio en la historia del mundo cristiano, pues muestra el dogma católico no sólo en su esplendor de verdad revelada, sino con su valor de vida sobrenatural.
Comenzó en 1547 siendo papa Pablo III, y terminó en el año 1563, después de varias interrupciones. Conviene distinguir en el tres partes: El concilio de Paulo III, de 1545 a 1547; el concilio de Julio III, de 1549 a 1551; y, finalmente, el concilio de Pío IV, de 1561 a 1563. Se convirtió en el decimonono Concilio celebrado en la historia de la iglesia, el de más larga duración.
La obra doctrinal del Concilio de Trento fortificó la disciplina eclesiástica frente al protestantismo; renovó la disciplina eclesiástica y estrechó los lazos entre el Papa y los miembros de la Iglesia.
El concilio hizo una revisión general de toda la doctrina, ya fuere sobre la Biblia, sobre cada uno de los Sacramentos, como la legítima autoridad que le asiste a la Iglesia y la misión que debe cumplir en el mundo. Tuvo que aclarar conceptos dudosos, afianzar verdades, promulgar nuevas leyes y anunciar sanciones disciplinarias a los infractores. Sus principales aportaciones son:
Defensa de la Sagrada Escritura; doctrina sobre el pecado original, la santificación y la gracia; sobre los Sacramentos, especialmente sobre la Eucaristía y la Misa; sobre el culto de las imágenes y las indulgencias; y la condenación de los errores de Lutero y los reformadores que se separaron de la autoridad de la iglesia.
Como principios metodológicos emplea la expresión sea anatema que tiene normalmente el significado de excomunión, unas veces sobre cuestiones disciplinares y otras dogmáticas.
Su importancia en relación a los Sacramentos es fundamental porque sienta las bases de la doctrina sobre ellos.
Contribuyó a dar esplendor la Verdad revelada con sus decisiones dogmáticas que fijaron de manera clara la ortodoxia católica y sus decretos jurídico-morales realizaron una verdadera reforma.





Cap. IV. De la jerarquía eclesiástica, y de la ordenación.
Y por cuanto en el sacramento del Orden, así como en el Bautismo y Confirmación, se imprime un carácter que ni se puede borrar, ni quitar, con justa razón el santo Concilio condena la sentencia de los que afirman que los sacerdotes del nuevo Testamento sólo tienen potestad temporal, o por tiempo limitado, y que los legítimamente ordenados pueden pasar otra vez a legos, sólo con que no ejerzan el ministerio de la predicación. Porque cualquiera que afirmase que todos los cristianos son promiscuamente sacerdotes del nuevo Testamento, o que todos gozan entre sí de igual potestad espiritual; no haría más que confundir la jerarquía eclesiástica, que es en sí como un ejército ordenado en la campaña; y sería lo mismo que si contra la doctrina del bienaventurado san Pablo, todos fuesen Apóstoles, todos Profetas, todos Evangelistas, todos Pastores y todos Doctores. Movido de esto, declara el santo Concilio, que además de los otros grados eclesiásticos, pertenecen en primer lugar a este orden jerárquico, los Obispos, que han sucedido en lugar de los Apóstoles; que están puestos por el Espíritu Santo, como dice el mismo Apóstol, para gobernar la Iglesia de Dios; que son superiores a los presbíteros; que confieren el sacramento de la Confirmación; que ordenan los ministros de la Iglesia, y pueden ejecutar otras muchas cosas, en cuyas funciones no tienen potestad alguna los demás ministros de orden inferior. Enseña además el santo Concilio, que para la ordenación de los Obispos, de los sacerdotes, y demás órdenes, no se requiere el consentimiento, ni la vocación, ni autoridad del pueblo, ni de ninguna potestad secular, ni magistrado, de modo que sin ella queden nulas las órdenes; antes por el contrario decreta, que todos los que destinados e instituidos sólo por el pueblo, o potestad secular, o magistrado, ascienden a ejercer estos ministerios, y los que se los arrogan por su propia temeridad, no se deben estimar por ministros de la Iglesia, sino por rateros y ladrones que no han entrado por la puerta. Estos son los puntos que ha parecido al sagrado Concilio enseñar generalmente a los fieles cristianos sobre el sacramento del Orden; resolviendo al mismo tiempo condenar la doctrina contraria a ellos, en propios y determinados cánones, del modo que se va a exponer, para que siguiendo todos, con el auxilio de Jesucristo, esta regla de fe, puedan entre las tinieblas de tantos errores, conocer fácilmente las verdades católicas, y conservarlas.

Comentario:
El texto trata de la jerarquía eclesitica. Es un razonamiento, antes de estrablecer los cánones, que como afirma el texto es de intención pedagógicay dogmática:
“… enseñar generalmente a los fieles cristianos sobre el sacramento del Orden; resolviendo al mismo tiempo condenar la doctrina contraria a ellos, en propios y determinados cánones, del modo que se va a exponer, para que siguiendo todos, con el auxilio de Jesucristo, esta regla de fe, puedan entre las tinieblas de tantos errores, conocer fácilmente las verdades católicas, y conservarlas”.
La palabra jerarquía es usada para presentar los poderes del gobierno de la iglesia desde el siglo VI, con Dionisio Areopagita, para guiar al hombre en su salvación eterna.
El texto que se presenta trata a la vez de la jerarquía de orden y de la jerarquía de jurisdicción, entendiéndose la primera sobre el cuerpo Real de Cristo en la Eucaristía y la de jurisdicción sobre su cuerpo Místico, la iglesia (Conc. Trid,pt. II, c.VII, n.6).
Hay tres ideas esenciales en el texto.
1º La administración de Sacramentos, excepto en el bautismo o matrimonio, está reservado a los ministros que han recibido el sacramento del orden, pertenece a la jerarquía de orden. Imprimen carácter, es decir, no se puede borrar este sacramento y no se puede recibir.
2º Pero a la vez establece la jerarquía de jurisdicción expresada en el texto cuando expone los grados eclesiásticos, estableciendo en primer lugar a los Obispos, sucesores de los Apóstoles, y menciona las funciones propias de ellos. Estableció tres grados de orden. Espicopado, sacerdocio y diaconado. Las órdenes menores serían de origen eclesiástico.
Cristo estableció dicha jerarquía al fundar su iglesia como una sociedad externa, visible y perfecta. Por este motivo, tiene el derecho de establecer y sancionar leyes que considere útiles o necesarias. El Concilio de Trento ejerció el poder legislativo, el poder coercitivo, el administrativo
3º También declara la independencia de la iglesia del poder secular parar ordenar. En esta época de la historia era común esta interferencia y el texto los llama ladrones y rateros, porque no han seguido el camino recto y si han entrado por esa puesta falsa.
Se trata de explicar los motivos por lo que se establecen los cánones que dan la doctrina fiel y excomulgan a los que afirmen lo contrario



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