Conclusiones del estudio de religiosidad

Conclusiones
Una vez analizados los datos objetivos y los subjetivos de diversos investigadores se puede concluir:
• Que las creencias no desaparecerán porque la espiritualidad es una necesidad del hombre.
• El hecho de que las creencias perduren no significa que las prácticas religiosas subsistirán tal como hoy se conocen, porque la cultura se va transformando y la creencia, como parte de esa cultura, se transformará también. Las creencias cambian y se pluralizan, dándose cada vez más “los creyentes sin pertenencia”.
• Mas de la mitad de la población mundial (57%) se declara creyente de alguna religión, siendo los países más pobres los que se identifican como más creyentes.
• Sólo un 14% de la población mundial no tiene ninguna religión, afirmando no creer en nada.
• En los países occidentales, en los últimos años se ha producido un descenso de personas religiosas y un aumento de personas ateas.
• Las tradiciones religiosas siguen jugando un papel importante en la sociedad, incluso en las sociedades laicas.
• Sigue influyendo la religión de los padres en la elección de la religión de las personas, pero no en la intensidad de la práctica religiosa.
• Hay disparidad de criterios respecto a la educación religiosa en las escuelas en los países occidentales así como en la posibilidad de llevar signos religiosos. Respecto a la influencia del Papa en el diálogo con las demás religiones se considera escasa. No importa a la mayoría de las personas de la civilización occidental el que sus hijos se casaran con personas de otras religiones.
• Las transformaciones en el ámbito religioso en España se han realizado de forma más acelerada que en el resto de los países occidentales.
• España sigue la tendencia mundial: el número de católicos desciende y sube el de ateos. Hay un descenso en la práctica religiosa, sobre todo en las ciudades.
• Hay en España una identidad religiosa débil con una religión más libre en los jóvenes y sin compromiso con ella. Aumenta el número de indiferentes.
• Hay un fuerte secularización interna en la iglesia en general y también en la iglesia española.
• Hay un hecho empírico y es que la religión y las instituciones religiosas siguen presentes en este mundo secularizado y que en muchos países ha surgido un retorno de la religión a la esfera pública por lo que se impone una reflexión actual. En cualquier caso, parece adivinarse en las personas jóvenes una nueva conciencia religiosa que pone el énfasis en la libertad de espíritu, en la apertura a todas las religiones y en el relajamiento de los lazos dogmáticos e institucionales. Las reacciones fundamentalistas o integristas son minoritarias en el mundo occidental-

Consideraciones finales

Cuando se plantea la necesidad de salir de la crisis actual, hay autores que proponen hacer lo contrario a la modernidad; sí la modernidad significó hacer una represión de todo lo espiritual, ahora, lo que hay que hacer es una des-represión reconociendo lo espiritual como algo siempre presente en el hombre. Esto no significa un retorno al tradicionalismo, sino buscar activamente, creativamente, la respuesta a la preocupación última del hombre presente el él en todos los tiempos, incluso en esta era posmoderna de la sociedad occidental, porque la religión o hecho religioso es algo que pertenece a la experiencia humana, y como tal fenómeno puede ser estudiado en todas las culturas, desvelando sus particularidades y sus características universales. Cristian Parker Gumucio afirma que en esta época de cambios sociales han aparecido formas de creencias sincréticas y neomágicas, quizás debido al nuevo milenio donde se ha agotado el paradigma clásico.
En un mundo globalizado, la interculturalidad y el encuentro de las religiones ha dejado de ser solo un tema religioso para convertirse también en político. El cristianismo, por su origen y naturaleza, busca la unidad y la paz de todos los hombres. Para ello se necesita comprender las culturas y las religiones.
Ayala escribe que no hay razón para pensar que la pluralidad de religiones sea un mal. Al revés, ello nos está indicando el carácter misterioso de Dios, que está más allá de nuestras fórmulas humanas. ¿Cuál es la verdadera? Cada creyente está legitimado para pensar que la religión que profesa es la verdadera, y así lo debe dar a entender. No se puede imponer unas sobre otras pero si anunciar la verdad que uno cree para que sea conocida, y con la única intención de ayudar a los demás a descubrir una dimensión imprescindible para la plena realización de la persona humana.
Una vez analizado el movimiento ecuménico por este autor, afirma:

“A mediados del siglo XX dos conocidos pensadores expresaron casi con idénticas palabras cuál seria el futuro de la religión en el siglo XXI. André Malreaux escribió: El siglo XXI será espiritual o no será. Por su parte, Karl Rahner matizó: El cristiano del mañana, o será místico o no será. Creo que el escritor francés adivinó lo que ahora estamos viviendo: el materialismo ateo impuesto por el marxismo atentaba contra las raíces mismas del hombre; por eso ha llegado la reacción de la manera más inesperada. El teólogo alemán, sin embargo, puso el dedo en la llaga causada por el exceso de juridicismo en el cristianismo católico.
Toda vida, incluida la vida espiritual se muestra espontánea, creadora. Se necesita, por tanto, libertad para que las personas que sientan la fuerza de Dios encuentren cauce adecuado a sus iniciativas personales o colectivas. La iglesia no puede olvidar lo sucedido a algunos grandes místicos, que se vieron obligados a vivir al borde de la heterodoxia por causa de una superortodoxia”.

Analizando lo anterior, se puede concluir que el cristianismo será cada vez más místico y por tanto, más reducido en seguidores. La globalización y la postmodernidad plantean un doble reto a la Iglesia Católica : por un lado el de cambiar sus estructuras para adaptarlas a la nueva situación, lo cual es posible en el marco de una eclesiología de comunión, replanteando el papel del Primado y del episcopado, y promoviendo a los laicos y las mujeres en la iglesia. Por otro, esta nueva cultura exige otra espiritualidad, potenciar la experiencia de Dios y crear síntesis de fe-cultura. El papel mundial de la Iglesia tiene que relacionarse con la justicia en el mundo desde su comprensión como iglesia de los pobres.
Lo que se postula en este tercer milenio es una autentica renovación de lo religioso, sin volver la mirada al pasado para introducirlo en la sociedad actual sin olvidar su esencia, a la vez que establecer un diálogo sincero y en igualdad de condiciones con las demás tradiciones religiosas cuyas notas principales deben ser el amor y el respeto a cuanto de santo y verdadero hay en las tradiciones religiosas. Este es el futuro que se augura a las religiones y en especial al cristianismo, porque los hombres son buscadores de Dios, aunque lo enmascaren con otros nombres.
El hombre, el ser finito con aspiraciones a la trascendencia, busca continuamente esa Verdad increada, que da libertad, amor y justicia.

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