Lumen Gentium n. 10

Vaticano II. Lumen Gentium n. 10
Los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración y por la unción del Espíritu Santo, para que por medio de todas las obras del hombre cristiano ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admirable (cf. 1 Pe., 2,4-10)…

El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del sacerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo: los fieles, en cambio, en virtud del sacerdocio real, participan en la oblación de la eucaristía, en la oración y acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante.

Comentario:

Este texto de la Lumen Gentium, es un parráfo del capítulo II dedicado al Pueblo de Dios, Pueblo de la nueva Alianza. Este nuevo pueblo, Cristo hizo un reino y sacerdotes para su Padre Es decir, todos los bautizados son sacerdotes de ese nuevo Pueblo, de esa nueva Alianza. Es sacerdote y por tanto, puede realizar sacrificios, porque Cristo con su Sangre lo salvó del pecado, pero estos sacrificios que el hombre sacerdote puede ofrecer, son sacrificios espirituales por medio de las obras, de las oraciones.

En este primer parrafo hay unas ideas fundamentles:

1º Todo bautizado es sacerdote en Cristo

2º¿Por qué? Porque todos los hombres han sido regenerados. ¿Qué es esa generación? Es una vuelta a la unión de Dios perdida por el pecado. ¿Cómo se genera? Por medio del Bautismo y la Unción del Espíritu.

3º Como sacerdote, ofrezcan sus acciones a Dios

4º ¿Por qué debe ofrecer esos sacrificios? Porque Dios en su misericordia infinita, nos libera del pecado para darnos la gracia.

El segundo parrafo esta dedicado a presentar las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el ministerial o jerárquico.
Estos no se oponen sino que el jerarquico está al servicio de todos, porque al ser intrumentos de Crito, y habiendo sido habilitados para realizar el sacrificio incruento de la Cruz, se distinguen del sacerdocio común en la misma esencia, no hay graducación. Pero estos ministros de Dios tienen las mismas obligaciones que todo bautizado, es decir, tienen que alabar, bendecir, celebrar, creer y ofrecer sus actos a Dios. Lo que se pide a todos los bautizados en Cristo es un cambio en la manera de pensar, de sentir y de actuar en todas las circunstancias.
En este punto de la Lumen Gentium dedicado al Pueblo de Dios, presenta la Voluntad de Este en salvar a los hombres, como comunidad, y por ello el Padre envió a su Hijo y al Espíritu para reestablecer esa nueva Alianza y dar la vida eterna.

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