El cerebro humano y las emociones

Es enigma del cerebro. Todo pasa por él. Contiene múltiples neuronas y las neurociencias nos dan conocimiento de muchas situaciones debido a los avances en los instrumentos y los métodos utilizados para estudiarlo.

El cerebro no es estático sino plástico, y genera neuronas toda la vida. Uno de los temas actuales de investigación es la influencia de las emociones en el hombre.

¿Cómo influye la emoción en la conducta? Son esenciales en la experiencia humana, son un emigma. Darwin empezó a estudiar las emociones básicas, idénticas a las encontradas en los animales. Pero también en todas las tribus y en todas las partes del mundo. Tribus que jamás habían entrado en contacto tenían las mismas emociones y su representación era idéntica . Luego debían tener base orgánica.
El miedo es el primero que se ha estudiado. Está en la admígdala aunque esto no significa que se produzca solamente ahí, ya que el cerebro es global. Al estudiar personas que tenían alteradas partes del cerebro se observaba el deterioro de alguna emoción, por lo que se supuso que las emociones estaban ubicadas en alguna parte del cerebro.
En el cine nos permite estudirnos porque las emociones se nos tramiten a través de las escenas y los espectadores reaccionan de modo parecido. La vida no puede existir sin emociones. Los antiguos griegos las llamaban pasiones, pero lo que nos pone de manifiesto la historia de las civilizaciones en su presencia que nos hace únicos en nuestra especie.





¿Cómo se toman Las decisiones? Es un largo proceso de discernimiento, de valoración de opciones, de selección de alternativas,etc. Las decisiones se toma por cognición, pero los estimulos emocionales pueden alterar las decisiones.
La síntesis de todo lo que se ha dicho es el influjo de las emociones en la manera de pensar, de sentir y de actuar en las personas

Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

diferencia entre Sinodo y Concilio

Diferencias y semejanzas entre el Bautismo de Juan Bautista y Jesús