¿Es hombre busca a Dios?

En este tercer milenio se produce una gran crisis de ideas que inevitablemente afectan al hombre en su manera de pensar, de sentir y de actuar. En el mundo espiritual, en el mundo religioso, se da una desorientación porque la crisis de la sociedad ha llevado a una crisis religiosa. ¿Es una rebelión espiritual?, ¿un eclipse de Dios?, ¿un reencantamiento del mundo?, ¿la afirmación del individuo?, ¿la aparición de un estado centralizado sin dios?, ¿la relegación de la religión a lo privado?, ¿la pérdida de la religiosidad?, ¿una transformación o metamorfosis de las ideas religiosas? Preguntas que han ido surgiendo a lo largo de este estudio científico y que se ha pretendido encontrar respuestas desde todos los ámbitos.
Todos estas preguntas realizadas en una sociedad occidental con un fuerte relativismo, de valores efímeros e intramundanos, donde la globalización deja a las dos terceras partes de la humanidad en suma pobreza, con grandes transformaciones que repercuten en las religiones, lleva a los intelectuales a proponer múltiples teorías. Desde la Ilustración se viene anunciando la desaparición de la religión y más en concreto la disolución del catolicismo ante los avance de la secularización, los adelantos de la ciencia y el poder de la técnica. Pero el tiempo y los hechos están demostrando que lo anunciado no era real porque Dios no ha desaparecido. Dios sigue existiendo en este mundo posmoderno.



Ni el aumento del bienestar, ni la diferenciación de los subsistemas, ni los avances científicos tecnológicos, ni la liberación de las conductas, ni el pluralismo religioso han motivado el declive de la religiosidad. Por el contrario, las religiones no sólo no han desaparecido sino que han persistido, se han revitalizado y han aparecido nuevas formas, entre ellas el auge misionero de las grandes religiones, el fundamentalismo, la emergencia de formas posmodernas o post- teísta de la religión, la instrumentalización política del potencial de violencia de las religiones o el auge de las sectas. No han muerto, sino que su presencia es evidente en el mundo. Actos como el terrorismo suicida, las concentraciones religiosas, las manifestaciones populares, el número de investigaciones, la cantidad de libros religiosos confirman esta aseveración.
La religión vuelve a veces de forma inesperada, el catolicismo no va en detrimento, sino todo lo contrario, se ha convertido en “la gran voz profética” ante el concurso de las naciones. Podemos decir con Luckmann que “la estructura social se ha secularizado, el individuo no”.
La secularización total equivaldría simplemente a la deshumanización, a la muerte del hombre, a su aniquilación.
Tanto en el pasado como en la actualidad, los hombres siguen siendo buscadores de Dios, ya que la experiencia religiosa tiene carácter universal, aparece en todas las civilizaciones conocidas, y en todos los tiempos. Y al ser universal se trata de conocer esa realidad en la universalidad.

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