PELIGROS DE REALIZAR UNA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA SIN TENER EN CUENTA LA DIMENSIÓN DIVINA

PELIGROS DE REALIZAR UNA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA SIN TENER EN CUENTA LA DIMENSIÓN DIVINA
Mientras que con respecto al primer nivel, la Escritura como palabra de hombre, la actual exégesis académica trabaja a un altísimo nivel y nos ayuda realmente, la misma cosa no se puede decir del otro nivel, de la interpretación como palabra de Dios.

A menudo este segundo nivel, el nivel constituido por los tres elementos teológicos indicados por la Dei Verbum, casi no aparece. Y esto tiene consecuencias más bien graves.

La primera consecuencia de la ausencia de este segundo nivel metodológico es que la Biblia se convierte en un libro del pasado solamente. Se pueden extraer de él consecuencias morales, se puede aprender la historia, pero el libro como tal habla sólo del pasado y la exégesis ya no es realmente teológica, sino que se convierte en pura historiografía, historia de la literatura.
Esta es la primera consecuencia: la Biblia queda como algo del pasado, habla sólo del pasado.


Existe también una segunda consecuencia aún más grave: donde desaparece la hermenéutica de la fe indicada por la Dei Verbum, aparece necesariamente otro tipo de hermenéutica, una hermenéutica secularizada, positivista, cuya clave fundamental es la convicción de que lo Divino no aparece en la historia humana. Según esta hermenéutica, cuando parece que hay un elemento divino, se debe explicar de dónde viene esa impresión y reducir todo al elemento humano. Por consiguiente, se proponen interpretaciones que niegan la historicidad de los elementos divinos.
Hoy, el llamado mainstream de la exégesis en Alemania niega, por ejemplo, que el Señor haya instituido la Santa Eucaristía y dice que el cuerpo de Jesús permaneció en la tumba. La Resurrección no sería un hecho histórico, sino una visión teológica. Esto sucede porque falta una hermenéutica de la fe: se consolida entonces una hermenéutica filosófica profana, que niega la posibilidad de la entrada y de la presencia real de lo Divino en la historia. La consecuencia de la ausencia del segundo nivel metodológico es la creación de un profundo foso entre exégesis científica y Lectio divina. Y ello a veces provoca también una cierta perplejidad en la preparación de las homilías. Cuando la exégesis no es teología, la Escritura no puede ser el alma de la teología y, al revés, cuando la teología no es esencialmente interpretación de la Escritura en la Iglesia, esta teología ya no tiene fundamento.
Por eso para la vida y para la misión de la Iglesia, para el futuro de la fe, es absolutamente necesario superar este dualismo entre exégesis y teología.
La teología bíblica y la teología sistemática son dos dimensiones de una única realidad, que llamamos teología. Por consiguiente, sería deseable que en una de las propuestas se hablara de la necesidad de tener presente en la exégesis los dos niveles metodológicos indicados por la Dei Verbum 12, en la que se habla de la necesidad de desarrollar una exégesis no sólo histórica.

Así mismo para la interpretación de la Escritura existe el peligro de aproximarse a ella con ideas preconcebidas por el lector, como puede ser lecturas desde diversos enfoques filosóficos o teológicos, lecturas desde la teología de la liberación, enfoque feminista, fundamentalismo.





A la Sagrada Escritura hay que acercarse con fe, amor, respeto, humildad, porque es
palabra de Dios.

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