¿Por qué trabajar la salud emocional en la educación?

POR EL MISMO CONCEPTO DE EDUCACIÓN

Desde los inicios del estudio del concepto de educación, el término ha sido fuente de múltiples controversias, ya que cada autor ha condicionado el sentido de educación con las condiciones históricas y sociales en el que se ha desenvuelto.
Educar puede significar conducir o llevar, o bien, sacar o extraer, según se relacione con el origen histórico del pedagogo o encargado de cuidar al niño, o con la filosofía Platónica y Agustiniana.
Puede tener distintas connotaciones, como comenta Dewey, en Democracia y educación, afirmando que el término educación ha sido sinónimo de: iniciación; desenvolvimiento; disciplina formal; construcción; desarrollo natural, etc.
Educación, se ha relacionado con nutritio, cortesía o urbanidad, enseñanza y aprendizaje, instrucción, condicionamiento, adoctrinamiento, entrenar o con el término formación.
Si analizamos todas las acepciones dadas al término educación, observamos que existe un denominador común en todas ellas y ese no es otro que el de perfección.
Siempre que se habla de educación se expresa el paso de un estado a otro; significa una modificación, ya que supone la adquisición de algo y ese algo es deseable. Es decir, la perfección es plenitud porque desarrolla el ser del hombre; es formación porque da nueva forma a lo informe o a lo ya formado y a la vez, la idea de perfección en sí misma nos lleva al bien, porque sería impensable que la perfección se orientara al mal.
Pero a la idea de educación hay que revestirla de intencionalidad, ya que es una perfección voluntaria, tiene un determinado sentido, un intento de elevación. Antonia Pascual (1988) afirma que educar es educar en valores, pero la crisis en la sociedad actual nos hace caer en la cuenta de que hay que proponer un objetivo intencionadamente, y ese objetivo no es otro que los valores. Valores que la instrucción y la reflexión nos proporcionan pero que hasta que no sean aceptados vitalmente por los alumnos no influirán en su conducta.
¿Hacia donde se dirige ese perfeccionamiento intencional? ¿Quién el sujeto de esa educación?....... a estas preguntas sólo se puede contestar que el hombre es el sujeto de la educación y esta debe perfeccionar lo específicamente humano. Una educación centrada en el hombre es una educación en valores. Hoy se habla incesantemente de educación integral, de cuidar exhaustivamente todas las capacidades humanas, de entender la educación como una actividad que mejora al hombre, que forma al hombre permitiéndole ser adulto y realizar su tarea humana. Peter afirma: “para que un proceso merezca llamarse educacional, lo que en él se aprenda deberá considerarse valioso”. Y uno de los valores fundamentales de la persona es la Salud
Las investigaciones de los últimos tiempos están poniendo de relieve la relación existente entre salud física y los estados emocionales. Las emociones positivas juegan el papel de mantener o recuperar el equilibrio del organismo, preservando la salud. Las negativas afectan negativamente, a veces como desencadenantes o coadyuvantes en el desarrollo de enfermedades.
Entre los aspectos de estudio dentro de concepto de educación para la salud, estaría la higiene tanto física como mental, la prevención de enfermedades, la educación afectivo-sexual, la prevención de la drogodependencia, la alimentación... Y la salud mental, tan importante como la física. Y esta salud mental implica las emociones, que nos permitiesen equilibrados o no. Está el controlar la ira, la ansiedad, el estrés, el abordar situaciones problemáticas diarias, la empatía, el autoconcepto, la autoestima, las emociones.
La emoción que se experimenta no está asociada al estímulo, sino a como ese estímulo está interpretado por el Yo. Un mismo estímulo puede producir emociones de confor o disconfor a distintos individuos, según el juicio valorativo que éstos hagan. Si los pensamientos son sistemáticamente negativos, las emociones asociadas serán negativas y será conveniente sustituir estos pensamientos por otros que provoquen emociones neutras o no negativas. Estos pensamientos son automáticos, rápidos e involuntarios aportan una visión distorsionada y negativa de uno mismo.
Estilo atribucional es cuando utilizamos esquemas erróneos de pensamiento al interpretar los estímulos, o atribuimos causas a los sucesos que ocurren a nuestro alrededor no relacionadas con uno mismo.
El autocontrol es fuente de autoestima positiva, porque posibilita la autonomía y la libertad de elección, la responsabilidad sobre la propia acción y sobre las consecuencias de las propias conductas. Está relacionado con la manera que una persona organiza sus acciones a corto plazo para conseguir objetivos a largo plazo.
En el auto concepto intervienen varios componentes que se interrelacionan entre sí.




Entre ellos cabe señalar:
1º Nivel cognitivo-intelectual: constituye las ideas, opiniones, creencias percepciones y el procesamiento de la información
2º Nivel emocional afectivo: el juicio de valor sobre nuestras cualidades personales
3º Nivel conductual: la decisión de actuar de llevar a la práctica un comportamiento consecuente.
Se puede describir como una organización cognitiva-afectiva que influye en la conducta.
Por lo tanto, las emociones deben educarse para conseguir un buen autoconcepto, una autoestima positiva, una madurez personal que influirá en nuestra manera de pensar, sentir y actuar causando bienestar y por tanto favoreciendo la SALUD.

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