Xavier Quizá

Xavier Quinzá Lleó, en un análisis sobre la sociedad actual recuerda la película “El tercer hombre”, símbolo del nacimiento de un nuevo hombre después de las dos guerras mundiales, el hombre moderno sin moral y secularizado. El primer hombre sería el hombre clásico griego y renacentista, el segundo, el hombre creyente, el que nace del cristianismo, el tercer hombre sería el hombre moderno, científico, el de la ilustración, el de la diosa razón.
Y el autor presenta el nacimiento del cuarto hombre, el posmoderno, sin filosofía, sin religión, sin historia, el ser humano del consumo, el de la moda, el cuerpo y el dinero. Afirma que el consumo se convierte en eje alrededor del cual se organizan las metas y se priorizan los ideales. Es el que vive su realización como consunción, como acabamiento, realización triste o feliz, pero que no encuentra otro sentido sino vivir lo cotidiano. No sólo es el consumidor de productos, sino el que los consume, el que devora objetos sin objeto, o sea en realidad consume solamente signos: signos de prestigio, de poder, de riqueza material, signos de los que se reviste, con los que se muestra. Lo que cuenta es apropiarse de esos signos y de su imagen idealizada. Es la cultura del deseo, no sólo de los objetos, sino del reconocimiento y aceptación de los otros por ser un consumidor experto.
Es la religión del consumo, donde éste se convierte en instrumento de salvación. Se pregunta el autor ¿cuándo el cuarto hombre se verá consumado?, ¿habrá un quinto hombre?, ¿será ese quinto hombre el ser humano del don, de la sobriedad, de la sencillez?, ¿es desear la presencia de alguien no para apoderarse, sino para abrirse a él?, ¿será buscar la felicidad como fruto de la comunión con los demás?, ¿será un retorno a lo religioso? Lyotard afirma que la religión atenta contra la racionalidad y la libertad humana, ¿será esta la visión del hombre actual?
Con estas características enunciadas, se comprende que este hombre posmoderno necesita otra concepción de la historia y otra concepción de la religión. En la actualidad, en la sociedad posmoderna, la religión no cumple la función social, no la interpreta como un sistema coherente de significados que da cohesión al grupo, pierde el sentido el símbolo y convirte el lenguaje religioso en lenguaje abstracto lleno de dogmas. A la vez el lenguaje religioso empieza a perder significado cambiando la relación del hombre con Dios basado en una relación subjetiva. Ha traído un extraño retorno de Dios al centro de la vida social y de la teología, de forma inusual y distinta.
Fukuyama, con el fin de la historia y su propuesta de democracia liberal y libre mercado, Huntington, con el choque de civilizaciones, o la transmodernidad de la profesora Rosa María Rodiguez Magda que prolonga y continua la modernidad, pero trascendiéndola, o bien la meta- modernidad de Mariano Moreno Villa, nacida de sus propia reflexiones sobre la filosofía de Enrique Dussel, intentando dar respuesta creyente a este problema planteado por las propias víctimas y también a lo sagrado, intentando recuperar los valores de la modernidad, son ejemplos de ese reflexionar sobre un nuevo pensamiento donde se busca referentes. Ante estas perpectivas de la propia situación del hombre posmoderno como ser vacío de sentido, carente de proyecto, consumista pero sin conciencia de este vacío, con apatía total, es necesario buscar alternativas. El autor Martinelli afirma que se tiene que volver a lo sagrado, pero tan distorsionado como el propio hombre:

"la postsecularización supone tanto un fenómeno de redescubrimiento de lo religioso, como de distanciamiento y distorsión. Lo sagrado aparece hoy como ambiguo ambivalente y múltiple. No recorre un solo sendero, en la dirección de las religiones institucionalizadas, sino que prolifera a la vera de esos caminos más consagrados y en manifestaciones más o menos inesperadas. Tiene el carácter de algo abierto y hasta versátil y desestructurado. Es un redescubrimiento de lo sagrado que, no se puede olvidar, aparece en un cuadro de crisis social y cultural generalizada”.

Ante estas características tan demoledoras del hombre posmoderno, pero tan reales, Dobbelaere, “afirma que Luchmann previno en contra de la mala interpretación del concepto de secularización pero, que a pesar de ser controvertido, se sigue usando para designar la crisis religiosa en el momento actual en algunas sociedades avanzadas”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

diferencia entre Sinodo y Concilio

Diferencias y semejanzas entre el Bautismo de Juan Bautista y Jesús