Juan Pablo II y la división
En la EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL RECONCILIATIO ET PAENITENTIA el papa afirma:
Por lo demás, algunas realidades que están ante los ojos de todos, vienen a ser como el rostro lamentable de la división de la que son fruto, a la vez que ponen de manifiesto su gravedad con irrefutable concreción.
Entre tantos otros dolorosos fenómenos sociales de nuestro tiempo podemos traer a la memoria:
la conculcación de los derechos fundamentales de la persona humana;
en primer lugar el derecho a la vida y a una calidad de vida digna;
esto es tanto más escandaloso en cuanto coexiste con una retórica hasta ahora desconocida sobre los mismos derechos;
las asechanzas y presiones contra la libertad de los individuos y las colectividades, sin excluir la tantas veces ofendida y amenazada libertad de abrazar, profesar y practicar la propia fe;
las varias formas de discriminación: racial, cultural, religiosa, etc.;
la violencia y el terrorismo;
el uso de la tortura y de formas injustas e ilegítimas de represión; — la acumulación de armas convencionales o atómicas; la carrera de armamentos, que implica gastos bélicos que podrían servir para aliviar la pobreza inmerecida de pueblos social y económicamente deprimidos;
la distribución inicua de las riquezas del mundo y de los bienes de la civilización que llega a su punto culminante en un tipo de organización social en la que la distancia en las condiciones humanas entre ricos y pobres aumenta cada vez más. La potencia arrolladora de esta división hace del mundo en que vivimos un mundo desgarrado hasta en sus mismos cimientos.
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