La Parroquia

La Parroquia, comunidad de fieles, nace de la necesidad de dar respuesta pastoral a un grupo de personas que forma la diócesis encomendada al obispo. Es parte de la diócesis. Por lo tanto, junto con las demás parroquias y comunidades eclesiales forman la iglesia particular de origen apostólico. Es una parte del todo, por lo que debe quedar impregnada del carácter de diocesaneidad.
Existe el peligro de una desconexión en la praxis, de vivir la parroquia como una isla, con la consiguiente pobreza teológica y pastoral.
¿Cómo se puede revitalizar? Descubriendo la diócesis, la iglesia particular.
La pastoral de la parroquia debe organizarse en conexión con la pastoral diocesana, siendo el obispo el que da unidad a toda la diócesis, aunque esto no impide que incluya objetivos específicos de la parroquia. Si no se da esta cooperación se destruye la unidad , la comunión eclesial y la eficacia pastoral.
Las claves para no destruir su propia identidad eclesial son: Unidad versus división, comunión versus dispersión, eficacia versus inoperancia.

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