¿Se busca la espiritualidad?






Es un axioma constatado la búsqueda de la espiritualidad. Un ejemplo de esta búsqueda de la espiritualidad, entendiendo que no toda espiritualidad puede ser considerada como religión, puesta de moda en varios países, es el de las mandalas. Según sus seguidores en el círculo se encuentra el centro energético más potente que se pueda hallar y dentro de él, está contenida la esencia del ser que busca la plenitud consigo mismo y con todo aquello que lo rodea. Esta simbología acuñada por las milenarias culturas de la India y del Tíbet fue adoptada en Occidente. Se trata de una terapia sencilla, que ayuda a descubrir la auténtica espiritualidad. Procede del ritual realizado por los monjes tibetanos y consiste en dibujar este símbolo sagrado a gran escala sobre una mesa. Luego, cada forma contenida en el mandala se rellena con arena coloreada en distintos tonos, perteneciente a distintos lugares del planeta y después de varios días y oraciones se arroja a las aguas del río, simbolizando la permanencia, el regreso al origen, tal como es el ciclo de la vida de los seres humanos.
¿Qué relación tiene las mandalas con las creencias?, ¿sus seguidores no han elegido un creencia pausible, admisible frente a otras opciones?, ¿cómo estas espiritualidades tan lejanas al mundo occidental tienen tantos seguidores en la actualidad?, ¿no tienen los occidentales una mente racional de hombre moderno que rechaza todo lo no evidente?
Se argumenta que actualmente hay un búsqueda en el hombre del equilibrio, tiene afán por conocerse, por aumentar la autoestima, por buscar la espiritualidad, la paz interior, la armonía consigo mismo. Tanta es esta demanda que existen empresas abiertas a esta moda para desarrollar ese tipo de espiritualidad, trabajan sobre el estrés y los miedos ya que buscan cuidar a la gente, y éste es un modo de acercarse a la importancia del autoconocimiento y al crecimiento espiritual. La posibilidad de crear en el mundo empresarial espacios de meditación y de búsqueda de la felicidad es una noticia positiva, porque habla de innovación y de la posibilidad de hacer cosas nuevas para vivir en un mundo mejor. También se ha impuesto la moda en muchos funcionarios públicos y políticos de trabajar en el fomento de los valores. Continuamente aparecen cursos, congresos, libros de autoayuda, de desarrollo personal, etc., para formar y ayudar a las personas, ocupándose de la parte espiritual del hombre. ¿Se hace evidente en esta búsqueda de autocomprensión, de autoestima, de control emocional, de empatía, de fomento de relaciones intrapersonales e interpersonales, el vacío interior de hombre posmoderno?



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